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Reportaje:

Las zancadillas de la bandeja

Carreras de camareros, 'karaoke' y organillos despiden las fiestas de La Paloma

"Voy a entrar en un bar con mis colegas y decir: póngame estos diez verdes en birras", espeta ufano Pedro José Yunguanzo, de 21 años, después de ganar la carrera de camareros organizada por la peña La Paloma. En el bar de al lado, Emilio Salas, con 66 agostos a sus espaldas, le, da al manubrio de un organillo alquilado por el establecimiento, mientras una pareja se marca el pasodoble de los nardos. Así apuraban ayer los vecinos de la calle Calatrava el último día de las fiestas de la Paloma, una jornada que le han arañado al Ayuntamiento a cambio de ocuparse ellos de la animación y la música."Este año ha sido muy malo para los hosteleros y hemos llegado a un acuerdo con la Junta Municipal para tener un día más de fiesta, con las calles de Calatrava y Toledo cortadas al tráfico", explica José Luis Orusco, presidente de la peña. El distrito Centro tuvo en 1996 12 días de fiesta, que terminaron el 15 de agosto, y este mes ha tenido 14.En agosto, y además en fiestas, no hay prisa. Así que la carrera de camareros, anunciada para las siete de la tarde, empieza con más de media hora de retraso. "Esto, debería hacerse con una botella y cuatro vasos. Pero, como alguno caerá, para que nadie se corte los hemos sustituido por vasos de plástico y un mini de litro", explica Orusco a los 18 participantes inscritos mientras que les entrega una bandeja a cada uno. Con ella en la mano tendrán que correr hasta la mitad de la calle y volver. Con los vasos llenos.

La carrera de más de la mitad de los concursantes acaba en traspiés, seguidos de ducha y bandeja rodando calle abajo. Entre los pocos que no se mojan, está Carlos Martín, de 35 años, administrativo y segundo clasificado, que se lleva 5.000 pesetas y placa.

Orusco quería que los participantes fuesen camareros profesionales para dar más vistosidad a la prueba. No ha habido suerte, para la mayoría es su primer contacto con la bandeja. Entre los expertos está Félix Alcázar, de 37 años, que, aunque trabaja en el servicio de mantenimiento de un hospital, de vez en cuando hace horas extras como camarero. ¿Que por qué no me he clasificado? Porque los años no perdonan. Vale lo de la bandeja, ¡pero lo del trote ... !", dice sin resuello.

Los bares de la calle Calatrava han empezado a sacar sus barras a la calle. En el número 20, la música magrebí del restaurante Sinaa, que ofrece té moruno y pastelitos, se mezcla con la zarzuela que sale por los altavoces del bar de enfrente. Acodados en su barra, los parroquianos beben limonada.

Caída la noche, los vecinos tararean: 'La Lola / en la bata gasta cola / con Camisa de farola / y de tira bordá", en el karaoke organizado en la carrera de San Francisco por la asociación Los Castizos. No hay pantalla de vídeo, y las letras se entregan en folios mecanografiados.

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