A gastos pagados por España
Eugenio Etxebeste, Antxon, y cinco etarras más fueron deportados el 18 de abril de 1989 a la República Dominicana desde Argel. Tras despegar de este país en un avión militar español, los seis deportados comprobaron que el aparato ponía rumbo hacia Granada y temieron que en realidad fueran conducidos a España. Sin embargo, esa maniobra se debía a que el Hércules C-130 no podía sobrevolar el espacio aéreo marroquí. Después de repostar combustible en las Azores, el avión tomó tierra en la base militar de San Isidro, en la República Dominicana.
Los deportados fueron alojados en la isla caribeña en apartamentos, permanentemente escoltados, y percibiendo cada uno de ellos un sueldo mensual de 84.000 pesetas que abonaba el Gobierno español, según ha denunciado repetidamente la Asociación Víctimas del Terrorismo.
Tras diversos cambios de residencia en el interior de la isla, la última que han ocupado está enclavada en el barrio de Alma Rosa.
La estancia de los etarras en la República Dominicana fue fruto de un pacto político con España al más alto nivel. El anciano presidente dominicano Joaquín Balaguer prometió que los deportados podrían quedarse en su país "todo el tiempo que quisieran" en calidad de "invitados".
Fuentes del anterior Gobierno socialista recordaron ayer que, cada vez que se sondeó al Ejecutivo dominicano sobre la posibilidad de poner fin a la situación de los etarras, el octogenario Balaguer repetía que jamás revocaría la decisión adoptada en su momento.
Hasta que no se ha producido el relevo del anciano mandatario dominicano por Leonel Fernández, el 30 de junio de 1996, no ha sido factible la repatriación de Antxon y sus compañeros.
Antxon y Belén
Durante su permanecia en la República Dominicana, los integrantes del denominado aparato de interlocución de ETA han disfrutado de libertad de movimientos, pese a estar custodiados al menos por un policía. Antxon también han disfrutado de ciertas comodidades y de la posibilidad de convivir con su compañera sentimental Belén González Peñalva. Ésta no ha sido repatriada, sino que permanece en el país caribeño, sin que hasta ahora haya una explicación clara.Horas antes de su traslado a España, la policía dominicana informó a Eugenio Etxebeste, Ignacio Aracama Mendía y Peio Gantxegi, Urrutia de la decisión adoptada por el presidente Leonel Fernández. Tras permitírseles recoger sus efectos personales, los tres etarras fueron conducidos al aeropuerto e introducidos en un avión militar en el que les esperaban varios policías enviados desde Madrid.
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