La mujer en el mercado laboral
En su intervención en el programa de Televisión Española El valor del dinero de 21 de julio, y en su posterior artículo en las páginas de EL PAÍS, Pedro Schwartz presenta una serie de consideraciones acerca de La mujer en el mercado laboral, cuya contundencia no nos sorprende, puesto que son coherentes con lo que este economista ha venido sosteniendo hasta ahora. En esta ocasión, Schwartz acompaña sus reflexiones con una insistencia en no ser tildado de machista. Tras una primera lectura sorprendida, y otras cuantas relecturas más tranquilas, podemos coincidir en que no se trata de un caso de machismo: se trata más bien de un ejemplo de información falsa. Simplemente, el señor Schwartz ofrece una información falsa por sesgada, ya que oculta datos de forma evidente.Omite datos cuando explica la discriminación salarial en términos de deficiencias formativas, ignorando que la mujer ya tiene mayor presencia que el hombre en la educación superior y universitaria, y que es precisamente entre las trabajadoras y los trabajadores con nivel universitario entre los que se dan las mayores desigualdades salariales, hasta de un 41%. Omite datos cuando interpreta la diferencia salarial en función al número de horas trabajadas, olvidando que la discriminación salarial se mide también en salario por hora, y que, por ejemplo, entre trabajadoras a tiempo parcial y trabajadores con idéntica jornada, los salarios de aquéllas son hasta un 56% inferiores a los de éstos.
Omite datos cuando afirma sin rubor que el trabajo a tiempo parcial es "esencial" para las mujeres, y se limita a considerar la idoneidad del trabajo a tiempo parcial en los países nórdicos: debería conocer el señor Schwartz que, mientras en esos países las preferencias de las trabajadoras a la hora de elegir un trabajo a tiempo completo o a tiempo parcial, sitúan la voluntariedad en más de un 40% de preferencia hacia el tiempo parcial, en España tan sólo un 3,6% de mujeres declara trabajar a tiempo parcial, porque no quiso un trabajo a tiempo completo, y sólo un 13% esgrime obligaciones familiares como razones para trabajar a tiempo parcial. La gran mayoría de mujeres no elige entre tiempo parcial o tiempo completo, sino que al no encontrar trabajo a tiempo completo se ven obligadas a elegir el tiempo parcial, modalidad que conlleva notables deficiencias salariales y de protección.
La propuesta que frente a esta situación hace el señor Schwartz no es menos coherente en la línea de su razonamiento: "Que no haya tantos trabajadores poco productivos con contratos indefinidos y blindados: las mujeres podrían competir con salarios más bajos, que así irían aumentando". Es decir, la vieja fórmula de la flexibilidad laboral; una flexibilidad mal entendida, que supone que los colectivos más desfavorecidos (lo que él define como "mujeres, sordos, ciegos o discapacitados") accedan al trabajo en condiciones de infraempleo, ocupando trabajos menos valorados y peor remunerados que no anulan las discriminaciones, sino que las extienden al ámbito laboral y económico, perpetuándolas.- Secretaria de Acción Social Confederal de UGT.
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