Ocho reyertas con nueva heridos leves se suceden en una sola noche en Madrid

La noche del lunes al martes salió con luna menguante y problemas crecientes. Ocho reyertas con nueve heridos leves mantuvieron ocupados a las ambulancias y a la Policía Municipal. Las trifulcas se las repartieron vecinos mal avenidos, parejas iracundas, un taxista agresivo y una cliente indomable (ambos se pegaron en la plaza de Lavapiés por un desacuerdo en la tarifa), y hasta surgió un atónito transeúnte que aseguró a los agentes locales que había sido atacado a la 1.50 en la avenida de Oporto por un espadachín.De este trajín de sucesos nocturnos no se libró ni siquiera el río Manzanares, que sobre las dos de la madrugada fue vaciado a la altura del estadio Vicente Calderón para recuperar un Peugeot 306 rojo que se había salido de la M-30. Los trabajos de rescate fueron laboriosos. Bomberos, policías y facultativos del Samur participaban en ellos, con la triste seguridad de que el ocupante del vehículo se había quedado atrapado en su interior. Pero, momentos antes de emerger el coche, surgió la sorpresa en forma de una vecina en zapatillas, quien se acercó a los servicios de rescate y pidió que no se preocupasen por el conductor, porque éste, aunque mojado, se había marchado por su propio pie. Ayer, la policía seguía buscándole.

Herido de noche en la piscina

Peor fue el resultado de la zambullida de Antonio C. P., de 23 años, en la piscina municipal de Hortaleza. Poco después de la medianoche, el joven se había colado por la verja junto a un grupo de amigos "con signos evidentes de ebriedad", según la Policía Municipal. Antonio, nada más entrar, se lanzó al agua. Perdió el conocimiento y se hundió como un plomo. Dos de sus amigos consiguieron rescatarle y avisaron a la policía. El ahogado fue ingresado por el Samur en el hospital La Paz. Su vida, según fuentes médicas, no corría peligro. Poco después de este suceso y ya en tierra firme, el protagonismo de la noche pasó por la calle del Tutor (una pelea matrimonial en la que la mujer resultó ilesa y el hombre con heridas leves), la calle Ferraz (una reyerta sin heridos graves) y, finalmente, por la esquina de la calle del Arroyo del Olivar con Buenos Aires. Allí, en un bar, un camarero rompió una costilla a una cliente. Según la policía, la agresión vino precedida por un desaforado cruce de insultos entre ambos.Una provocación que aparentemente no medió en el caso del joven de 22 años que llamó a la Policía Municipal para denunciar que un extraño viandante le había atacado por sorpresa y con una espada en el número 13 de la avenida de Oporto. La víctima, con heridas leves, fue trasladada al ambulatorio de Carabanchel. Su caso, así como su misterioso agresor, aún enarcaban en la mañana de ayer las cejas de los portavoces policiales.