Boldon intimida a todos
El atleta de Trinidad asombra con una marca de 9.87 en los cuartos de final de los 100 metros
Los Mundiales empezaron a toda presión. Hubo dos finales, las de lanzamiento de peso y 20 kilómetros marcha masculinos, pero los bólidos de los 100 metros, pese a correr sólo las dos primeras rondas, acapararon ya la máxima atención. Ato Boldon, la bala de Trinidad, intimidó a todos. En cuartos de final, mano a mano con uno de sus principales rivales, el norteamericano Maurice Greene, asombró al hacer su mejor marca personal con 9.87 segundos, a tres centésimas del récord mundial, y frenando en los últimos metros.Boldon hizo una salida espléndida y mantuvo siempre el mando con una autoridad que parecía sólo destinada a atletas de más envergadura, como Carl Lewis o Donovan Bailey en los últimos tiempos. Nunca se había corrido tan rápido en unas series. Boldon, aunque sea más bajo que el último tipo de grandes velocistas, tiene una coordinación de movimientos espléndida para su potencia. "Mi sueño es bajar de 9.80", dijo tras su exhibición, "pero desde luego sería feliz con 9.80 o 9.81".
El reinado del canadiense Donovan Bailey, plusmarquista mundial y campeón olímpico, peligra más que nunca. No sólo por la demostración de Boldon, sino porque él mismo no parece el caballo ganador de otra 3 grandes ocasiones. Su derrota en la segunda ronda ante el segundo norteamericano, Tim Montgomery, le dolió como si ya hubiera perdido la final. Ha estado lesionado tras la carrera circense de Toronto que ganó al también entonces lesionado Michael Johnson, y estuvo a punto de no venir a Atenas. Pero la avaricia de los premios a veces también puede romper el saco y todo indica que Bailey, salvo una recuperación milagrosa, no va a poder esta vez con todo.
Ayer, bien es verdad que salió muy mal, pero eso tampoco es nuevo en él y lo ha subsanado otras veces. También cometió un exceso de prepotencia y de falta de concentración, algo a lo que se ha acostumbrado demasiado desde su pomposo nombramiento del hombre más rápido de la tierra tras la carrera del millón de dólares. Cuando el liberiano Cooper hizo una primer salida nula clarísima, salió de los tacos como una exhalación mientras todos los demás atletas, que la habían visto, se quedaban parados. Luego hizo otra salida nula el sueco Karlsson y se durmió en la tercera buena hasta extremos no acordes con su calidad. Y lo peor fue que aunque pareció remontar a Montgomery, cedió como un niño enfadado en los últimos metros. Hizo sólo 10.10, por 9.99 del norteamericano. En la serie matinal le había pasado algo parecido al relajarse tanto que fue el único de los hombres importantes que no ganó su carrera. Se le coló el griego PavIakakis y aprovechó incluso para batir el récord nacional (10.11).
Boldon, en cambio, fue una máquina incluso en las salidas. Por la mañana hizo el mejor tiempo de todas las series, con 10.11, como PavIakakis, pero paseándose con sólo 0,4 metros por segundo de viento a favor (el griego, 1,4). Por la tarde, forzado en la lucha con Greene y más viento favorable (1,3), tuvo una actuación espectacular. Incluso mostró su desparpajo, cuando nada más colocarse en los tacos pidió permiso al juez de salida para levantarse y se quitó un pañuelo que llevaba en el body. Greene le miró como pensando que ya se había podido dar cuenta antes y que era una treta para ponerle más nervioso. Mucho no le puso, porque el norteamericano corrió bien, y en algún momento dio la impresión de que podría con Boldon. Pero fue sólo aparente. El es ahora el hombre a batir y ya no es una sorpresa como en Atlanta.
Frankie Fredericks el pulcro y correcto namibio, corrió también en 9.99 y en solitario. Es la otra opción. Pero Boldon es ya una realidad en alza que dirige la orquesta con sus inseparables gafas de sol. Hoy pueden faltarle sólo dos notas, semifinales y final, para componer su primera gran sinfonía.
Y mientras los hombres dan el espectáculo, las mujeres pelean siempre lejos de las marcas siderales de Florence Griffith. La ucrania Pitussevich, 10.90, será una rival de cuidado para la Carl Lewis femenina, Marion Jones, que hizo 10.96. Merlene Ottey cumpliendo su costumbre pocas veces rota, puede hasta quedarse sin medalla ante la francesa Christine Arron.
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