_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Clase A

Habrá otros días más elegantes o delicados que éstos de agosto, pero es imposible imaginarlos, si salen buenos, más completos. Cuando se redondea una de estas jornadas tan propias del mes, sea un jueves o un sábado, no hay fruto temporal que pueda comparársele.Lo mismo que, a partir de cierta edad, la sola contemplación del intenso bermellón de una sandía puede convertirse en un espectáculo extraordinario, el desarrollo de uno de estos días del agosto mediterráneo devuelve la absoluta confianza en Dios. Al fin y al cabo, Dios no necesita de predicadores, sectas, ni congresos eucarísticos para explicarse tal como es. Le basta, por un lado, insinuar sin paliativos la muerte y, de otro, en mostrar algunas recompensas bien encarnadas. La vida, a partir de una edad, ayuda, por su parte, a reconocer con mejor exactitud lo que de verdad vale la pena: la enorme pena de morir y lo que vale la pena de estar vivo.

Sólo los muy jóvenes, a los que sigue pareciendo que la vida en estas playas es gratuita, interminable y a granel, continúan distraídos en la velocidad de otras cosas, ajenos al gusto de la finitud y, por tanto, desentendidos del extremo valor de no durar siempre. Pero quien reconoce escatimada su duración o incluso ya tasada su felicidad, aprecia bien estos regalos prósperos y redondos del estío. Unas veces brotando estos obsequios como días perfectos de la confitería de Dios y otras como artículos libres o silvestres del azar divino. Alrededor ha acampado hoy una típica mañana de la clase A. Tan perfecta y barata a la vez que no hay la más mínima manifestación que la celebre con ruido. En el silencio, sin embargo, quien suponga que esta magnificencia es obvia o nos pertenece por derecho demostrará que no ha aprendido todavía las condiciones muy estrictas de ser mortal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_