Cinco niños llegados del Este
La agencia Mimo, formada por un grupo de hispanohúngaros, desempeña ahora de forma profesional el mismo papel que llevaba realizando desde hace tres años y medio. Su rodaje y "Ia seriedad de Hungría", como señala la agencia, ha permitido que ya hayan podido formalizar cinco adopciones.Algunas de estas agencias han nacido de asociaciones de trabajo social con menores. Ese es el caso de la Fundación Meniños, vinculada a la Asocición-Colectivo Galleo del Menor, que trabaja desde hace 20 años con chicos tutelados y asesorando en adopciones.
Su coordinadora, Violeta Assiego, explica que su trabajo no se reduce a un mero trámite administrativo. "Ofrecemos un apoyo humano, social y psicológico, e intentamos que los padres reflexionen sobre el paso que van a dar", explica.
Otras entidades, como Adecop, establecida en un local del Ayuntamiento de Aranjuez, surgieron de un grupo de padres que conocieron las vicisitudes de la adopción internacional sin contar con apoyos.
Hay también agencias creadas a partir de un grupo de abogados, psicólogos y trabajadores sociales especializados en temas de familia. Una es ASEFA. Belén Rubio Mascaraque, una de sus abogadas, enumera las ventajas de las agencias: "Te ofrecen un apoyo en el país de destino, cosa de la que careces si vas por tu cuenta, y sabes lo que te va a costar porque la tarifa se establece con claridad". Esta letrada afirma que hacer bien los trámites supone tener más posibilidades. "No hay que olvidar que en países como Perú hay listas de espera de hasta dos años para el tipo de niños que suele solicitar la gente: chavales de hasta 3 años y sin discapacidades", dice.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
