Un gran incendio forestal amenaza Marsella
Un impresionante incendio forestal se extiende desde el viernes a mediodía hacia el noreste de Marsella, empujado por un viento que hace inútiles los esfuerzos de más de un millar de bomberos y 400 soldados. "No conseguimos controlar el fuego, la situación es catastrófica", anunció ayer tarde el centro de operaciones contra el siniestro. Unas 1.800 hectáreas de pinar y arbusto habían ardido anoche, aproximadamente 1.100 personas permanecían refugiadas en campamentos improvisados y un número aún indeterminado de edificios y vehículos habían quedado calcinados.
El incendio comenzó el viernes a primera hora de la tarde, por causas todavía desconocidas, en un vertedero de basuras enclavado en el término municipal de Septémes-les-Vallons, a una treintena de kilómetros de Marsella. El fortísimo viento, que en algunos momentos llegaba a soplar a más de 140 kilómetros, extendió el fuego con rapidez. "Trabajamos en condiciones muy difíciles", declaró Daniel Freze, portavoz de los bomberos. "Nos enfrentamos a llamas de más de 30 metros de altura y con una movilidad tremenda. Tenemos que retiramos con frecuencia", siguió, "para evitar quedar atrapados. Se trata de una tarea muy arriesgada porque algunos de los frentes están en lugares casi inaccesibles. Si en Marsella la temperatura es de casi 40 grados centígrados, uno puede imaginarse el calor que hace cerca de las llamas".Desde el viernes, el mistral mantuvo una fuerza media de 100 kilómetros a la hora, con ráfagas de dirección imprevisible que transportaban bolas de fuego a grandes distancias y abrían nuevos focos. El incendio había avanzado anoche una treintena de kilómetros rodeando Marsella en dirección este, y su frente principal se extendía sobre una línea de tres kilómetros, a unos 10 del casco urbano marsellés. Los técnicos de Méteo France pronosticaron que el mistral amainaría durante esta noche y hoy por la mañana, lo que facilitaría las tareas de extinción.
La descarga de agua desde aviones y helicópteros era poco efectiva, dado que el viento hacía difícil mantenerlos bajo control y ponía en constante peligro a las tripulaciones. Un helicóptero fue abatido por el vendaval y se estrelló en un área ya calcinada, pero sus dos ocupantes sobrevivieron a la caída.
Poblaciones evacuadas
Los esfuerzos de los bomberos se centraron, desde ayer a mediodía, en proteger los núcleos urbanos de Aubagne (40.000 habitantes), Plan-de-Cuques (10.000 habitantes) y Septèmes-les-Vallons (10.500 habitantes), amenazados por las llamas y parcialmente evacuados. "Hemos optado por evacuar sólo a las personas directamente en peligro y mantener a las otras en sus casas, para no agravar todo esto con un colapso de carreteras que podría desembocar en un desastre" explicó el portavoz Daniel Freze.Los habitantes de la zona afectada pasaron en vela la noche del viernes al sábado y ayer se disponían a afrontar otra noche de angustia. "A las cuatro de la madrugada, los bomberos nos indicaron que debíamos evacuar nuestra casa y nos instalaron en la sala de fiestas del pueblo [Plan-de Cuques]. Todo se hizo en orden", relató a la agencia AFP un hombre de 34 años. "No sabemos qué habrá sido de nuestra casa, pero tememos que no exista ya". Los que permanecían en sus domicilios trataban de empapar techos y fachadas con mangas de jardín. "No podemos quedarnos con los brazos cruzados", dijo uno de ellos.
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