Los partidos unionistas votan en contra del plan de paz para el Ulster
El primer ministro británico, Tony Blair, reconoció ayer que el proceso de paz de Irlanda del Norte atraviesa un momento difícil tras el rechazo masivo mostrado por los partidos protestantes al documento que fija la fórmula para el desarme de los terroristas Los tres principales partidos unionistas votaron ayer en contra de un texto que permite el acceso del Sinn Fein a la mesa negociadora sin obligar claramente a los Provisionales a entregar una sola pistola antes. Dos de estos grupos abandonaron las conversaciones en protesta por la admisión del partido republicano.
El líder laborista se mostró comprensivo con los representantes de la comunidad protestante: "entiendo las razones por las que no apoyan el documento", dijo Blair durante su comparecencia semanal en la Cámara de los Comunes. Parte de esas razones hay que buscarlas en una de las cartas aclaratorias enviadas recientemente por la Oficina de Irlanda del Norte al Sinn Fein, brazo político del IRA, en la que la presión sobre desarme se limita a una referencia a que el IRA debe "considerar" el tema "durante el proceso de las negociaciones".Aun así, Blair aseguró que el Gobierno encontrará el modo de hacer aceptable el texto a los unionistas antes del 15 de septiembre, cuando den comienzo las negociaciones sobre el futuro del Ulster. Entre tanto, Blair anunció su intención de constituír la comisión independiente que supervisará la entrega de armas de los grupos paramilitares.
La negativa de los partidos protestantes a refrendar con su voto el documento sobre desarme redactado a finales de junio por Londres y Dublín enfureció a los dirigentes del Sinn Fein. Mitchell McLaughlin, presidente nacional del partido, acusó a los grupos protestantes de estar ejerciendo su veto para detener el proceso de paz. McLaughIm, que acude desde el lunes a la oficina abierta por el Sinn Fein en las dependencias gubemamentales del castillo de Stormont, en Belfast, advirtió a los unionistas que con su actitud se arriesgan a que el Ulster regrese a la vieja dialéctica del conflicto armado.
El rechazo a la fórmula de desarme consensuada por Blair representa no sólo un fracaso para el plan de paz laborista sino que abre un interrogante sobre el proceso en sí. Dado que las negociaciones entre los partidos norirlandeses iniciadas en junio del año pasado se basan en el consenso, resulta difícil predecir qué ocurrirá ahora, una vez que los representantes de la comunidad protestante han rechazado un texto crucial.
El Gobierno británico se ha agarrado desesperadamente a las promesas de David Trimble líder del Partido Unionista del Ulster (PUU), la principal fuerza protestante, de que su negativa a aceptar la fórmula de desarme no le llevará a abandonar las negociaciones. Lo que resulta más difícil saber es en qué términos va a negociar Trimble con los representantes del Sinn Fein, después del no rotundo a la fórmula mediante la cual han sido admitidos en las conversaciones.
Más clara es la actitud de los otros dos principales partidos unionistas, el Partido Unionista Democrático (PUD), de lan Paisley, y el Partido Unionista del Reino Unido, de Robert McCartney. Ambas formaciones abandonaron ayer la mesa negociadora en protesta por la admisión del Sinn Fein. Paisley declaró que el documento que aborda la cuestión del decomiso representa una clara "rendición" al IRA, y advirtió a Trimble de que está "cavando su fosa" como líder máximo del unionismo con su decisión de seguir acudiendo a Stormont.
Una posibilidad que queda es mantener contactos negociadores separadamente con los unionistas que dejaron Stormont.
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