Controlando el control
Bien. He resucitado casi. He visto atacar a Chepe y enseguida a los Festina delante, y me he dicho: "Hoy lo vas a tener difícil, Arri". Pero poco después he visto que muchos de los que iban delante de mí empezaban a quedarse, los Jalabert, Camenzind, Elli y éstos, y he empezado a ir para adelante, hasta enlazar con el grupo de 21. Muy bien, aunque justo antes del primer descanso del Glandon me he vuelto a soltar. Me queda por lo menos la buena sensación de que había llegado bastante lejos y de que sólo iban 20 por delante mío.Si hubiera sido una etapa lógica nos habríamos juntado 30 o así por delante al pie de la Madeleine, pero era el día del espectáculo. El Festina no quería tregua, está muy fuerte y la más mínima opción la quería consolidar. Así que los suyos atacaron en el descenso del Glandon y se despendoló todo. Ha sido llegar al pie de la Madeleine, cuando éstos se han puesto para arriba con todo. Pero nosotros sabíamos que era una utopía intentar cazarlos. Así que tiramos de calculadora. Habíamos hecho cuentas la noche anterior con Marino y sabíamos a qué tiempo podíamos llegar para pasar el control. Y a ello nos pusimos.
No nos ha fastidiado tanto el que hayan repescado a todos esos que han llegado pasados de tiempo porque nos parezca una injusticia. Algún día nos tocará también a nosotros. Pero sabemos que el día de mañana puede haber un comienzo nervioso y seguro que serán ellos los que se pongan a remover la carrera. A fastidiamos a todos. Nosotros hemos sufrido más para llegar dentro del tiempo máximo y ellos nos las van a hacer pasar mal.
Desde el punto de vista de los ciclistas, pienso que somos poco solidarios. Vamos muchos a más de 20 minutos y siempre hay alguno al que se le cruzan los cables y se pone a atacar. Ayer nos pasó con Tafi, el del Mapei. Le convencimos con eso de que íbamos a llegar tarde igual, pero se puso a mirar a su alrededor y vio a Pascual. "Ah, un Kelme", dijo. "En la salida nos habéis atacado vosotros. Ahora ataco yo". Y se fue. Conociéndole, le dejamos. Y los demás, Marino, Orlando, Madouas, Pascual y yo, hemos llegado conscientes. Y con el 29.11 m que marcaba el reloj al llegar nos hemos dicho que por lo menos habíamos calculado bien.
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