_
_
_
_

Madrid y Londres negociarán un acuerdo bilateral sobre Gibraltar en la OTAN

Miguel González

España y el Reino Unido negociarán después del verano un acuerdo bilateral sobre el futuro papel de Gibraltar en la OTAN, en el que Madrid se comprometerá a levantar la mayoría de las restricciones que mantiene sobre el uso militar del Peñón. España hará constar, no obstante, que esta medida no supone renuncia alguna a la reivindicación de la soberanía de la Roca ni aceptación implícita de la ocupación ¡legal del istmo sobre el que está construido el aeropuerto gibraltareño, que no fue cedido en el Tratado de Utrecht.

El Gobierno español resta toda trascendencia a las declaraciones que, durante la reciente cumbre de la OTAN en Madrid, realizaron el primer ministro británico, Tony Blair, y su ministro de Exteriores, Robin Cook. Este último, en una entrevista concedida a la emisora BBC el mismo día en que se inauguraba la cumbre, llegó a amenazar con vetar la integración de España en la nueva estructura de mandos de la OTAN si no se levantan las restricciones militares al Peñón.Las fuentes consultadas admiten que tanto estas declaraciones como las efectuadas por Blair en la Cámara de los Comunes, nada más regresar de Madrid, han complicado las negociaciones, al plantear abruptamente ante la opinión pública y en términos de ultimátum un asunto que se llevaba con discreción y al que se pretendía dar un tratamiento "técnico".

Desde hace más de seis meses, el embajador español ante la OTAN, Javier Conde, y su homólogo británico, John Goulden, mantienen conversaciones sobre la desaparición del cuartel general aliado de Gibraltar y el levantamiento de las restricciones al uso militar del Peñón.

La polémica provocada por las declaraciones de Blair y Cook ha llevado a suspender temporalmente los contactos, pero está previsto que se reanuden en septiembre con vistas a llegar a un acuerdo antes de final de año, cuando debe aprobarse la nueva estructura militar.

Aunque el Reino Unido mantiene una reserva sobre la desaparición de los mandos de cuarto nivel, incluido el de Gibraltar, en la nueva estructura de la OTAN, fuentes españolas consideran que Londres no llegará a cumplir su amenaza, pues le sería muy difícil asumir ante sus aliados el fracaso por un asunto menor de una reforma tan importante como la que está en curso.

España, por su parte, se muestra dispuesta a levantar todas las restricciones navales. Entre ellas, la prohibición de que los buques que hagan escala en el Peñón atraquen inmediatamente antes o después en un puerto español, lo que obliga por ejemplo a los buques de EE UU que van de Rota a Gibraltar a pasar por Marruecos.

En su voluntad por alcanzar un acuerdo, las autoridades españolas admiten la posibilidad de levantar también la mayoría de las restricciones aéreas, incluida la prohibición de que atraviesen el espacio aéreo español aviones con salida o destino en Gibraltar, siempre dejando claro que ello no supone renuncia alguna a la reivindicación de la soberanía ni reconocimiento de la ocupación ¡legal del istmo donde está construido el aeropuerto.

Para el Gobierno español, las inoportunas declaraciones de los responsables británicos durante la cumbre de Madrid obedecen a razones de "política interna", relacionadas tanto con el síndrome provocado por la devolución de Hong Kong como por la necesidad de apaciguar al lobby gibraltareño, molesto tras el acuerdo sobre fronteras exteriores alcanzado en la cumbre de la Unión Europea en Arristerdam.

La versión británica es diferente. Londres se queja de que hasta ahora España se ha limitado a escuchar, sin dar respuesta a sus ofertas. El desencadenante de su reacción pública fue, según esta versión, el frustrado intento español de difundir, tras la entrevista que José María Aznar mantuvo en La Moncloa con el presidente norteamericano Bill Clinton, una declaración conjunta en la que EEUU apoyaba las aspiraciones españolas en la OTAN, incluida la desaparición del mando aliado de Gibraltar. Se trató, a juicio de los británicos, de un intento de puentearle, obteniendo de Clinton lo que no se había negociado con ellos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_