Chano Domínguez se enfrenta al reto del piano solo

Va camino de convertirse en sana costumbre que el Café Central reserve una parte de su cartel veraniego a sesiones de piano, solo. Años atrás, Tete Montoliú encadenó en este mismo local una memorable serie de recitales en tan exigente fórmula y ahora es Chano Domínguez el convocado para revalidar su magisterio en esta verdadera prueba de fuego musical. Desde que lanzara al mercado el ya clásico Chano, diana discográfica que le situó de golpe entre la élite de los integradores culturales, el pianista gaditano ha crecido artísticamente sobre un concepto que sabe asimilar con total naturalidad la influencia del flamenco, del jazz y de cualquier otro Miaterial sonoro sincero y profundo.Parece que fue ayer cuando Chano proponía sorprendentes versiones de clásicos del jazz junto a frescas reinvenciones de canciones españolas tradicionales, dos mundos aparentemente distantes que de la mano conciliadora del pianista se encontraban en un ámbito plural pero homogéneo y coherente. Después de colaborar con otro certero aglutinador de influencias, el saxofonista Jorge Pardo, Domínguez ha reforzado en Hecho a mano su prestigio de intuitivo modelador de estéticas singulares.

Heterodoxia

Los valientes arreglos que Chano ha escrito para el disco Coplas de la madrugá, publicado a nombre de la cantante Martirio, es la última prueba de la rigurosa heterodoxia del gaditano, pero su calidad instrumental también merece especial atención. El firme sentido de la estructura y su generosa técnica permiten a Chano Domínguez conseguir que cualquier improvisación parezca una composición cerrada y dar volumen y color orquestal al piano. La referencia siempre próxima del flamenco culmina un estilo único que ya interesa también fuera de nuestras fronteras.Chano Domínguez, piano solo, hasta el 20 de julio en el Café Central (plaza del Ángel, 10), a las 22.00. Suplemento por actuación: 800 pesetas.