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DESAFÍO TERRORISTA

La movilización social desencadenó el final de ETA Político- militar

Luis R. Aizpeolea

Un domingo de septiembre de 1980, unos pocos miles de personas se manifestaban por las calles de San Sebastián en repulsa por el asesinato perpetrado por ETA Político-militar (ETApm) contra Juan de Dios Doval, un dirigente local de UCD, entonces partido del Gobierno. Un grupo de contramanifestantes siguió a los participantes en la concentración mientras les insultaba. Al final, quienes protestaban por el atentado arremetieron contra los provocadores y les obligaron a huir. Algo similar pasó en Vitoria.

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Fue la primera reacción ciudadana activa ante la provocación de unos contramanifestantes tras un asesinato de ETA. Pero sin comparación con la que se está produciendo estos días. "La movilización no sólo ha superado todas las previsiones. Es una manifestación rabiosa, antifascista, de las del final del franquismo. Se está superando el miedo y obligará a HB a reflexionar", dice Fernando López Castillo, dirigente de ETApm hasta su disolución en 1982 y hoy activo militante por la paz.López Castillo recuerda cómo aquella respuesta ciudadana de 1980 tuvo un efecto definitivo en la dirección de ETApin, embarcada en una campaña de atentados contra concejales y dirigentes locales de UCD, cuya pretensión era obligar al Gobierno a conseguir la libertad de sus presos. Curiosamente, hoy ETA actúa igual, pero con un listón más bajo: chantajea al Gobierno con la mera exigencia de su traslado.

ETApm había saltado del ataque a las Fuerzas de Seguridad durante los setenta -que contaba con cierta complicidad social por el odio que inspiraba la policía franquista- a los atentados indiscriminados, como la campaña de bombas del Mediterráneo de 1979, y a los atentados contra políticos en 1980 para forzar una, rápida negociación de sus presos Con el Gobierno.

López Castillo dice que "EIA (el partido próximo a las tesis de ETApm) les propuso una tregua tras la respuesta a su campaña contra UCD. La debatimos y en noviembre de 1980 la aprobamos, pero no la hicimos pública hasta el intento de golpe del 23-F".

El ex dirigente polimili admite que "en ETApm se comprobó la impopularidad de los atentados contra concejales. La población demostró ya entonces un gran sentido democrático al rechazar los ataques a sus representantes". El miedo hacia que las respuestas fueran menos masivas que hoy, pero fueron decisivas y precipitaron el fin de ETApm.

Tras la tregua de febrero de 1981, que se prolongó hasta fin de año, se produjo la escisión en ETApm. Una minoría, el 30%, mantuvo la tregua indefinidamente y un sector mayoritario se inclinó por romperla. Pero los que continuaron quedaron tocados.

López Castillo asegura que en la historia de ETA, cuando se ha producido una escisión, el sector que sigue "realiza una huida hacia adelante". Pasó en la primera división de ETApm, la de los comandos especiales en 1977, que secuestraron y asesinaron al empresario Javier Ybarra, y el de la segunda escisión polimili, en 1981, ETApm VIII Asamblea, que secuestró en octubre de 1983 al capitán Alberto Martín Barrios, al que asesinó, con un impacto social fuerte en aquellos años, aunque muy inferior al de estos días.

El asesinato de Martín Barrios fue el final de los restos de ETApm. Lo que quedaba de aquella organización no tenía cobertura social ni política. En enero de 1984, una redada de la policía francesa detenía y extraditaba al núcleo dirigente de la banda.

¿Por qué no se aprovechó aquel primer impulso social para aislar a la otra ETA, la que hoy funciona? López Castillo cree que en el freno de la movilización tuvo que ver la guerra sucia de los GAL, finalizada en 1987, pero con unas consecuencias sociales que han llegado hasta hoy. Valora por ello la firme determinación, en estos días, de la Mesa de Ajuria Enea y del ministro del Interior, de no responder a ETA y HB con la venganza sino con la ley.

López Castillo cree que hay similitudes entre el proceso de los polimilis y el de los milis, como es la coincidencia en sus acciones últimas, pero también notables diferencias. La principal es "la estructura coercitiva" de la dirección de ETA. "No sucedía lo mismo en ETApm. Los de ElA decían lo que pensaban. Muchos estaban en contra de la continuidad de ETA. Hoy no es igual. La Mesa Nacional de HB siempre hace piña".

Por eso, López Castillo da más valor a las pocas voces discrepantes que estos días han surgido en HB porque "es mucho más difícil oponerse a ETA hoy que lo fue con ETApm". Cree que la mejor salida para HB es exigir una tregua a ETA y canalizar sus pretensiones por vías políticas. "La otra alternativa es que ETA se convierta en el GRAPO. Si no reacciona ante la movilización, es lo que le puede suceder".

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