El ganador del Tour no se cae
La teoría del subconsciente- La suerte del campeón- Un pelotón con chispa
, Corren tiempos difíciles, y el descarte de favoritos se ejecuta por la vía más violenta. Son las caídas que proliferan en las últimas horas. Hay varias explicaciones al respecto, pero no falta quien utiliza estos accidentes a modo de orientación: el ganador de este Tour no está entre los caídos, quizá tampoco entre los rezagados. El ganador del Tour no se cae. ¿Verdadero o falso?
¿Estamos ante una ley no escrita de la carrera? ¿Es la caída un síntoma de debilidad? ¿Es una señal del subconsciente de cada corredor? ¿Es un designio divino? Si examinamos los últimos ganadores del Tour, resultan ser hombres que llegan a París sin un rasguño, después de haber sobrevivido a todos los accidentes. Bien lo dice el maestro Ferretti: "El verdadero campeón del Tour ni se cae, ni enferma, ni pincha".
Los directores manejan una teoría al respecto de las recientes caídas que han eliminado a Rominger y han perjudicado a corredores como Zülle, Riis, Gotti, Pantani o Berzin. Las caídas se han producido en unas circunstancias insospechadas, puesto que todos coinciden en afirmar que el trazado de las primeras etapas de este Tour ha sido muy favorable , con carreteras de buen asfalto y poca presencia de rotondas. "Lo que sucede es que todos los corredores están en pocas diferencias porque, al contrario que en otros años, no se ha disputado una contrarreloj por equipos o una contrarreloj individual. Los 190 que siguen en carrera conservan intactas sus ambiciones, y muchos de ellos están dispuestos a dejarse la vida por alcanzar un maillot amarillo. Hay mucho dinero en juego".
Demasiados nervios
Lo dice Manolo Saiz, director del ONCE, en plena coincidencia con su colega Eusebio Unzué, de Banesto: "No ha habido castigo, se ha viajado con viento a favor, todos quieren ir adelante, todos están en el mismo paquete. Hay demasiados nervios. Una contrarreloj a estas alturas ponía a muchos en su sitio". Unzué propone una curiosa solución: "Que cada equipo envíe sólo dos corredores a la cabeza de carrera para que los demás puedan viajar más tranquilos". La propuesta, naturalmente, no va a ser aceptada: nadie quiere ceder terreno.Los corredores están con sus directores. "Las caídas se están produciendo por delante y en los últimos kilómetros", dice Abraham Olano, "porque todos quieren disputar la etapa. Nadie quiere quedarse atrás". "Los corredores están frescos, tienen chispa", concluye Echávarri. Íbamos delante, ya es mala suerte", confiesa Fernando Escartín cuando explica cómo se quedó atrapado el pasado lunes. Ferreti, director del MG, apunta a la presencia de numerosos debutantes en este Tour: "Hay corredores con oficio, corredores con menos oficio y debutantes, y eso marca la forma de correr".
Dando por sentado que las caídas son un hecho debido a la ambición de 190 corredores que quieren ir todos delante, que se sienten en perfecta forma y que quieren ganar algo en la carrera más importante del mundo, el asunto a tratar es por qué afectan a unos y no se reparten democráticamente. ¿Se puede elaborar una teoría al respecto? Ayer se produjo otra caída cerca de la meta, en la que nuevamente se vio involucrado y perjudicado Zülle. Antes, en otra pirueta dramática, tuvieron que retirarse el italiano Fabiano Fontanelli (MG) y el español del Banesto Vicente García-Acosta. El primero chocó contra una joven que hacía fotos, y el segundo cayó detrás y se rompió la clavícula izquierda.
Algunos especialistas en psicología deportiva llegaron a concluir que el subconsciente de deportista puede estar detrás de algunas lesiones o accidentes. El miedo a ganar, la presión de la competición, atormenta de tal manera al deportista que el subconsciente se las apaña para arreglar el problema: una lesión aparentemente fortuita, un accidente... una caída. Esa teoría explicaría que sólo los más fuertes salen indemnes a la presión, como si se tratara de una previa selección natural.
Los directores del Tour no quieren hablar de Freud a estas alturas de la competición y prefieren ampararse en la mala suerte, en el destino: "La caída que eliminó a Rominger se produjo en la orilla izquierda de la calzada y no afectó a quienes iban por la derecha. ¿Quién estaba en disposición de saber por dónde era más seguro circular?", reflexiona Manolo Saiz.
Ni un rasguño
Pero un repaso a las últimas ediciones del Tour favorece la conclusión de que el ganador final será un hombre que habrá salido indemne de todos los accidentes que se produzcan. Induráin no conoció un solo tropiezo en las cinco ediciones que se adjudicó. Ninguna caída, ningún corte -salvo en una de las primeras etapas del año 1991- Decían que Induráin siempre iba delante, que su nivel de concentración era tan elevado que podía resistir esa presión. Casualmente, muchos corredores reconocen tras haberse caído, que el accidente se produjo en un momento de relajación, cuando habían decidido viajar con más tranquilidad en otras zonas del pelotón. En la pasada Vuelta a España, Induráin acabó abandonando, pero en la quinta etapa se había quedado cortado en el pelotón para perder 27 segundos en la meta. Casualmente, quien no se quedó rezagado fue Zülle, el ganador.Así que estamos ante una teoría de difícil demostración. El campeón del Tour no se cae. ¿Verdadero o falso? Cualquier conjetura habrá de esperar al próximo 27 de julio, cuando un ciclista alce los brazos en el podio de París. Habrá sido el más fuerte física y mentalmente, pero ¿tan fuerte como para haber estado seguro de salir indemne de cualquier adversidad?. Examinaremos si tiene rasguños en su cuerpo y haremos un repaso a lo que haya hecho a lo largo de la carrera. Y si ha llegado sin un arañazo a París, encontraremos la misma respuesta: "Ha tenido la suerte del campeón".
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