El Tour abre la maniobra sucesoria
La carrera comienza con mucha confusión: demasiados candidatos y escasos antedecentes
A lo largo de tres semanas, los mejores ciclistas del mundo dirimirán en desigual combate (aquí, unos pocos mandan y una buena mayo ría está para obedecer) quién es el jefe del pelotón. Como quiera que el ciclismo vive en plena transición es a partir de hoy cuando se abre la maniobra sucesoria. No está Induráin y ese hecho afecta a todos. Y Riís tiene 33 años por lo que, se ponga como se ponga, su paso por el podio va a ser necesariamente efimero. El Tour debate sobre las figuras de finales de siglo: está por ver si se inaugura una etapa de re parto de papeles o si volvemos al líder hegemónico. Se vive un cierto desconcierto porque las referencias son escasas: el patrón de me direra Induráin y ese patrón ya no sirve. Cada cual busca un candi dato. A la vista del desconcierto y de la falta de referencias, sólo sirve la foto de conjunto. El Tour admite otro tipo de lecturas y otras comparaciones, pero apenas hay antecedentes. Nadie sabe cómo se comporta Riis contra Ullrich, de qué naturaleza sería una disputa entre Riís y Olano, en qué le afecta a Virenque este nuevo mapa. ¿Y Jalabert? La temporada ha sido escasamente prolífica para encontrar algunos ejemplos de laboratorio. Poco más o menos quienes se atribuyen ahora la condición de candidatos han eludido a lo largo de los últimos cinco meses una confrontación directa. Nadie sabe a ciencia cierta cómo está uno en comparación con otro. Donde Riis hacía alguna exhibición faltaba Olano, donde aparecía Ullrich, Riis estaba de paseo, donde Jalabert exponía sus facultades a principio de temporada los demás estaban en fase de rodaje. Y todos se ausentaron del Giro para mayor gloria de Gotti. No se han visto las caras hasta hoy. Todos han ocultado sus cartas hasta el Tour, sabedores de lo que estaba en juego. Por ese motivo hay demasiadas preguntas sin respuesta este año. Todo es una larga declaración de intenciones. Es lo que ha hecho Riis, obligado por las circunstancias a representar el papel protagonista. Riis declara que es el mismo que hace un año, que dispone del mejor equipo del momento, que no le asusta el perfil excesivamente montañoso de la carrera. Por eso Abraham Olano, el candidato español, renuncia firmemente a conformarse con un puesto en el podio. Por eso hasta Fernando Escartín ha subido el listón de sus pretensiones -"Si Virenque hizo podio, no tengo por qué renunciar a ello"_ Desaparecida la sombra de Induráin se han desatado las ambiciones por el trono.
"Creo que estoy mejor que el año pasado, que subo mejor que hace un año, pero no se si soy inferior a Riís, no se si esa progresión será suficiente". Olano se expresó con mucha tranquilidad en su nueva condición de líder del Banesto: "No voy a ser un hombre explosivo en la montaña, pero puede que no sea tan importante en las montañas del Tour". Estuvo humilde pero ambicioso, muy responsable (que no responsabilizado) ante la que le ha caído encima. El Banesto ha pasado la página de Induráin y ha modificado su registro: se presenta en sociedad como un equipo más, sin delirios de grandeza, sin prepotencia. Los Banesto evitan los focos y las grandes aglomeraciones. Ahora visten de paisano. No quieren responsabilidades. Es una treta que puede darles resultado si Olano responde. El resto del personal anda confuso. La prensa francesa saluda a sus aspirantes con cierto comedimiento. Deben haber hecho examen de conciencia: llevan 11 años buscando un paisano que acabe con la sequía y han escrito por el camino sonoras estupideces. Hablan con Jalabert pero no le tratan de usted; hacen bien en no fiarse, que no parece sentir buenas vibraciones. Y hablan con Virenque pero a cierta distancia, que es toda una incógnita como candidato. No hay foto fija. Tampoco un pequeño muestrario. Todos buscan una foto de conjunto. Algunos miran a Ullrich, recordando lo que hizo hace un año. Joven, potente... y alemán, un certificado de garantía. UlIrich es una bocanada de aire fresco a sus 23 años y contagia la seguridad que emana de todo- deportista alemán criado en -el ambiente adecuado. En tiempos de desconcierto se dan por útiles sus antecedentes. Sin embargo, otros recuedan todos los adjetivos que se gastaron cuando apareció el ruso Berzin.
Y está naturalmente Zülle, que cumple hoy 29 años (Jalabert los tendrá en noviembre), una edad ideal, mezcla de explosión y resistencia. Pero la ONCE calla: Zülle depende de que no se desprenda ninguno de los 12 tomillos que le han aplicado en la clavícula. Su candidatura se ha vuelto necesariamente frágil. Por tanto, en la cartelera de este Tour el reparto es amplio, tan amplio como el aficionado guste. No hay grandes caracteres: todos parecen actores secundarios. Comienza hoy un Tour sin jerarquía. Cualquier pequeño detalle corre el peligro de ser magnificado. No hay guión, luego existe el riesgo de que todos hablen a un tiempo. Y demasiada montaña por delante, como para que a más de uno se le atraganten las palabras.
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