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EUROBASKET 97

La muerte súbita arruina, a España

La selección sólo podrá optar al 5º puesto después de que Smith fallara un triple ante Rusia

Robert Álvarez

Un triple volvió a separar a España de la frontera que no traspasa desde hace ya seis años, las semifinales de un gran torneo. Lo falló Smith en el último segundo de un encuentro ante una selección rusa que dominó durante los últimos diez minutos pero que siempre estuvo a tiro de piedra. España se lo jugó todo a una carta en la última acción de una batalla descarnada, agónica, emocionante por el reparto de errores en ambos bandos.Fue tras el último de los escarceos bajo su canasta, con una acción de Fetisov que se salió materialmente del aro y una falta de Esteller que no aprovechó del todo el pívot ruso -sólo metió uno de los dos tiros libres- dejando el marcador en 67-69. Quedaban 13 segundos y 9 décimas. Suficientes. Subió el balón Rafa Jofresa, se metió hasta los sobacos de Fetisov y abrió al vértice para que Smith intentase el séptimo triple de la noche, que como el resto hizo agua. Luego una falta desesperada permitió a los rusos ampliar un tanto su victoria. No hubo término medio.

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La selección, de entrada, le había llegado a encontrar la vena robótica a la selección rusa en base a una gran defensa y a una administración apañada de sus recursos ofensivos. La defensa española estuvo en la línea de lo que ha venido siéndolo durante todo el campeonato. Muy solidaria, indesmayable, a veces hasta con un exceso de ayudas. Pero en ese terreno vale más fallar por exceso que por defecto. Mucho salieron Dueñas y Reyes detrás de tipos más polivalentes que ellos como Mijailov y Fetisov.

El ataque es donde a España le_ duele. Empezó sudando cada canasta como si de un gol se tratara. Dos tantos en tres minutos. Y así hasta que Smith presentó armas por libre. Sus arrancadas con frenazo y salto de saltimbanqui dentro de la zona llevaron de cabeza a Babkov y a toda la defensa rusa. Mijailov, Kisurin, la fuerza de choque rusa empezó a crearle problemas hasta cierto punto previsibles a Dueñas y Reyes que sumaron faltas con rapidez.

Pero el arma letal de los rusos, entre la defensa española y el tembleque de las muñecas de Babkov, Karasev y compañia, se quedó en casquillada (1 de 10 en triples en la primera parte). Sin embargo, Herreros publicaba buenas noticias en el ataque español. Sus tiros llegaban como agua de mayo. La cosecha se hacía próspera: 22-11.Los rusos, rendidos a la evidencia, rozaron su vena robótica pero su frialdad les permitió sobrevivir con penetraciones y al forzar faltas y, pese a sus fallos en tiros libres -sumaron un parcial de 4 de 11- lograron llegar vivos al descanso, 37-29, pese al estirón que le dio Orenga al marcador español.

La decoración cambió por completo tras el descanso. Mijailov y Fetisov encontraron muchos más pasillos en la defensa española después de que sus compañeros encontraran la forma de doblar balones dentro de la zona. Las faltas hicieron mella en el equipo español empezando además por Herreros, la pieza que se hacía más insustituible. Sin él ya muy pronto (cuatro faltas en el minuto 22), el equipo perdió la brújula cinco pérdidas de posesión en tres minutos y 2 de 8 en tiros libres) y Fetisov entró en calor: 47-51. A partir de ahí, a contrapelo todo el tiempo. Y por si fuera poco, Ferran quedó fuera de combate muy pronto. España se pasó el tiempo corriendo por detrás de los rusos. Los errores se repartieron. Los dos equipos se aceleraron más de la cuenta. Y España, una, vez mas, murió en el partido que le separa desde hace más de un quinquenio del pedastal de los mejores. Ahora, queda no obstante, un empeño vital, clasificarse cuanto me nos entre los seis primeros para obtener el pasaporte para el Mundial de Atenas en 1998. Nadie puede desertar.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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