No hay manera
Todo se perdió en un tiro. Una vez más. Contra otro rival, por diversos motivos, la mayoría ya conocidos, alguno que otro nuevo. Pero al final, la historia de siempre. Llega el momento cumbre y no hay otro resultado que el batacazo. El baloncesto español necesitaba como agua de mayo llegar a la lucha por las medallas, llamar la atención de la afición, volverá poner a la gente delante de la taquilla y el televisor. En el tiro de Mike Smith estaban en juego muchas cosas y todas se perdieron. Y él no era especialista, además. La elección de jugada no -fue correcta. Jugando en casa y a falta de 14 segundos se podría haber asegurado la prórroga con un tiro de dos.El comienzo del fin. El amargo final comenzó cuando Herreros cometió su cuarta falta personal, a comienzos, de la segunda parte. Nuestro alero y gran baza en el juego de perímetro se fue al banco y todo cambió. El equipo perdió confianza al ver a su jugador bandera casi inutilizado, el miedo llamó a la puerta y los problemas tácticos se multiplicaron. Sin tiro exterior la anotación se paralizó y Rusia recuperó el resuello hasta igualar. Desde el banquillo se tardó mucho en reaccionar e introducir novedades.
Equipo inexperto. El equipo español ha de madurar rápidamente. Se cometieron demasiados errores de junior en momentos claves, sobre todo al inicio del segundo tiempo. La cuarta falta de Herreros era evitable, se perdieron balones en el primer pase, no se acertó con el ritmo y se perdió muy pronto la ventaja de diez puntos.
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