Medidas contra la droga

Todos los días, cuando voy al trabajo, paso por La Celsa (poblado marginal del sur de Madrid) y observo, sin poder evitarlo, cómo decenas y decenas de figuras amoratadas se dirigen hacía el interior de la barriada para proveerse de su alimento más necesitado: el caballo. Entran, salen, se pinchan, se mosquean, trapichean, discuten, provocan, van tirando del carro de su ruina; sin futuro: ¿qué más da? Esta tragedía repercute negativamente en toda la sociedad, pero la sufren con mayor intensidad las personas vecinas de estos asentamientos. Sin duda es necesario luchar contra las redes de distribución de droga haciendo caer sobre éstas todo el peso de la ley. Pero se debe tener bien presente la re percusión que una medida como la tomada estos días, de impedir, el paso a los drogadictos a los denominados "supermercados de la droga", puede traer consigo sobre personas inocentes e indefensas. Por lo pronto (ya parece que se han hecho eco de ello algunos medios de comunicación), esta medida ha supuesto tanto una subida en el precio de la heroína como una bajada en la calidad de la misma y, por consiguiente, un notable aumento en el número y agresividad de los delitos para conseguir el dinero que estos desgraciados precisan. Además están los propios drogadictos, que, como personas que son, tienen los mismos derechos que los demás ciudadanos, y entre ellos, el de la asistencia sanitaria. ¿O es que se creen que estas personas no sufren y padecen? Antes de tomar este tipo de acciones hay que tener previsto, por lo menos, un completo y seguro plan de asistencia sanitaria.-