El Hipódromo de Madrid suspende pagos con un pasivo de 6.500 millones
El Hipódromo de Madrid, la sociedad que explota las instalaciones del recinto de La Zarzuela ha presentado suspensión de pagos con un pasivo de 6.500 millones. La empresa que controla Enrique Sarasola se hizo cargo del hipódromo en 1992 tras obtener de Patrimonio Nacional la cesión por 22 años de los terrenos en os que se levantan las instalaciones hípicas. Los propietarios se han visto obligados a vender sus caballos o llevarlos al extranjero por lo que 500 trabajadores se han quedado en el paro.
El último capítulo de la historia del hipódromo se escribió el pasado día 26 cuando la empresa de Enrique Sarasola presentó una suspensión de pagaos con un pasivo de 6.500 millones en el Juzgado número 18 de Madrid. Cuando Sarasola se hizo cargo de la explotación de este recinto, el hipódromo tenia una deuda acumulada de 2.000 millones, pero había un plan de viabilidad que auguraba un futuro con una economía saneada. Las gestión, a juicio de algunos profesionales, no ha sido la acertada ya que, en lugar de apostar por la potenciación de la carreras, se intentó convertir el hipódromo en un recinto más de copas dentro de la noche madrileña.En el Registro Mercantil, las últimas cuentas depositadas y auditadas son las de 1994. Las de 1995 no fueron aprobadas por contener defectos de forma y errores. En el último ejercicio presentado se reconocían unas pérdidas de cerca de 600 millones y la obligatoriedad de reducir el capital, entonces se habló de 5.000 millones de deuda. Ahora, tras cuatro meses sin cobrar los empleados del hipódromo y con una deuda de 600 millones con los propietarios, Sarasola ha presentado la suspensión de pagos.
Las carreras de caballos en España nunca han sido un deporte de masas como en Inglaterra, Francia o Estados Unidos donde esta industria mueve muchos millones de pesetas, pero sí han tenido un número de fieles seguidores desde 1941 cuando se construyó el hipódromo madrileño.
Cuando Enrique Sarasola se hizo cargo de la explotación de La Zarzuela acudían al recinto madrileño alrededor de 15.000 personas por jornada y había estabulados en las cuadras algo más de 1.000 caballos de carreras. Además, por toda España había yeguadas donde se criaban purasangres que posteriormente se vendían en subastas generando importantes beneficios para los criadores.
La Zarzuela, cinco años después de que llegara Sarasola, es un recinto casi abandonado donde sólo quedan 100 caballos y en el que todos sus enseres están embargados, desde los ordenadores a los tractores.
Los trabajadores del hipódromo, los que dependen directamente de Sarasola y los que están contratados por los propietarios de caballos, esperan que alguna empresa se haga cargo de La Zarzuela. Inicialmente, un grupo con capital francés se interesó por estas instalaciones, ahora se habla de que algunos empresarios españoles están dispuestos a invertir.
Mientras, 500 trabajadores se encuentran en una situación de total indefensión. Los que han podido se han trasladado a San Sebastián donde el domingo, en el hipódromo de Lasarte, comienza la temporada de verano.
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