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EUROBASKET 97

España se vacuna contra el 'angolazo'

Impecable debú de la selección ante una débil Ucrania

Robert Álvarez

España relegó al túnel de los tiempos el angolazo con un debú de pizarra en el Eurobasket 97. En el mismo escenario y ante un rival con un cartel tan nimio como el que le atragantó los Juegos Olímpicos de Barcelona, el equipo español arrancó sin titubeos y marcó el camino a seguir.La actuación española fue impecable. No había delante un rival de renombre. El ambiente era frío, con muy pocos espectadores. La típica situación que ha arruinado en más de una ocasión al grupo español. Pero la labor que desarrolló esta vez fue impoluta hasta el extremo de que por momentos pareció más fácil de lo que aparentó.

El dibujo de Lolo Sainz se calcó de la pizarra al parqué. Dueñas limpió la zona hasta tal punto que sus compañeros pudieron defender muy arriba. Los ucranios acabaron -quedando muy lejos del aro en cada uno de sus ataques. y al mismo tiempo con la defensa española muy encima. La temida pericia de los poco estelares nombres de los jugadores ucranios desde más allá de la línea de 6,25 metros quedó en nada.

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Dueñas, el bastión defensivo de una playa inconquistable. Smith y Esteller, el reprise físico que da solución de continuidad a las transiciones rápidas y que no indultan los pasillos de la defensa rival. Reyes, el fajador que escoltó con sentido posicional a Dueñas y Ferran. Angulo, una metralleta que permitió dosificar a Herreros. No hubo reproches para un colectivo que mantuvo una concentración que no perturbó ni la abultada ventaja ni el extraño estilo, simple y arcaico, de Ucrania.

Sainz temía la transición rápida y el tiro de un escolta como Murzine y la ventaja de Lokchmanchuk, un tipo con una excelente mecánica de lanzamiento y con altos porcentajes desde fuera del perímetro pero con la percha, 2,07 metros, de un pívot. Pero ni Murzine ni Lokclimanchuk encontraron balones para probar suerte. Resuelta esta parte del previsible problema, no encontró mucho más ante ella España Ucrania se desmoronó con rapidez (21-9 y 31-16). En la misma medida en la que España calentó el ambiente y llegó a rozar la exhibición.

Fue capaz el equipo español de engarzar una jugada para la videoteca. Un pase en contraataque de Rafa Jofresa a Smith. El alley-hoop era dificil. El balón había salido muy alto pero Smith voló y machacó el aro.

El público y el propio equipo español se relajó y a partir de ese momento cada uno optó por lo que se imponía. Arrellanarse en el asiento o aplicarse en el marcaje y no bajar la guardia según donde se estuviera. La calidad de la defensa española produjo efectos devastadores en la hoja de servicios de los ucranios que acabaron por sumar sólo 12 rebotes y un 19% de acierto en los triples (3 de 16).

Los relevos que introdujo Sainz, pocos en principio, siguieron las coordenadas de un equipo con un quinteto muy definido y dos o tres primeros reservas también cantados. Despúes, a medida que se remaba a favor de corriente, Sainz dio minutos a un segundo grupo que mantuvo todo el vigor y que fue aumentando la ventaja ante una Ucrania rendida de forma incondicional y que pronto perdió a Lokchmanchuk por faltas. El debú español fue tan vibrante que el único peligro que se atisba ahora en un campeonato tan largo y que no da respiro con partido diario es que no cunda un excesivo optimismo.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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