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Miedo entre los cómplices del asesino

Aunque Pol Pot, el líder de los jemeres rojos detenido en la jungla por miembros de una facción disidente de su ejército, es un hombre enfermo, su juicio ante un tribunal internacional podría sacudir a la clase política camboyana. Mientras que los coprimeros ministros del país, el príncipe Norodom Rannaridh y Hun Sun, manifestaron su deseo de que el hermano número uno fuera juzgado por los crímenes cometidos contra la humanidad durante su régimen de terror, Rannaridh explicó ayer que había gente que nunca quería verle comparecer ante la justicia por miedo a ser implicado en sus crímenes.Hay pocos políticos en Camboya, empezando con el rey Norodom Sihanouk, que no se hayan aliado en algún momento con el hombre bajo cuyo régimen murieron más de un millón de personas.

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"Pol Pot no mató a todos él mismo", explicó un experto en los jemeres rojos. "Quizá nunca mató a nadie. Tenía otras personas que lo hacían por él. Lo más probable es que haya bastantes personas, que ahora viven vidas normales, que serían declaradas culpables de crímenes contra la humanidad si fueran llevados a juicio".

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