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Diputados de IU rompieron en el pasado la disciplina de voto sin ser sancionados

La ruptura de la disciplina de voto en el grupo paramentario IU-IC se ha dado en varias ocasiones. Quienes ahora piden sanciones para los diputados de Nueva Izquierda han desoído a la dirección en votaciones muy, significativas. Ninguno ha sido sancionado. Cuando se constituyó el grupo parlamentario, Julio Anguita ya advirtió que a los diputados de la minoría -Nueva Izquierda, fundamentalmente- no se les daría responsabilidad en temas sociolaborales, económicos y europeos. No tenían su confianza.

Las varas de medir son distintas en IU. Mientras Rosa Aguilar prepara el expediente para despojar a los diputados de Nueva Izquierda de sus porlavocías por negarse a votar en el Congreso de los Diputados contra la reforma laboral, otros diputados han gozado de la comprensión de la dirección del grupo cuando se han negado a compartir el sentido del voto: Francisco Frutos, Nines Maestro (ambos del PCE) o Pablo Castellano (Pasoc) han protagonizado sonados actos de rebeldía frente a su grupo, sin que ello les haya acarreado sanción alguna. Al margen de las ausencias a los trabajos parlamentarios, que en algún diputado da un porcentaje del 50%, en lo que son votaciones más significativas hay que destacar el caso de Francisco Frutos, número dos del PCE, que en reiteradas ocasiones se ha negado -"por razones éticas"- a seguir la disciplina de su grupo. La más sonada fue al negarse a votar al socialista Jordi Solé Tura para la Presidencia del Congreso, tal como había pactado IU.

En aquella ocasión, Frutos habló públicamente de que él no votaba a "traidores". Las razones de su encono hay que buscarlas en el pasado, cuando Frutos. y Solé Tura compartían partido y doctrina. A nadie se le ocurrió plantear nunca que - la postura de Frutos, aunque con ello pusiera en peligro la presencia de IU en la Mesa del Congreso de los Diputados, era objeto de sanción o recriminación.

Y eso que no era la primera vez que Frutos se enfrentaba a la dirección de su grupo. En la legislatura anterior, también "por razones éticas", se negó a votar la parte que apoyaba IU de la reforma laboral del PSOE sobre elecciones sindicales. A nadie se le ocurrió plantear sanciones.

Angeles Maestro, del sector duro del PCE, además de mantener una actitud claramente enfrentada a la de su jefe de filas en Madrid, Ángel Pérez, ha protagonizado algún gesto de rebeldía y, sobre todo, un absentismo parlamentario que roza la indiferencia: el 50%. Su compañera de grupo, Inés Sabanés, tiene un porcentaje de asistencia del 86%, y Cristina Almeida del 77%.

Pablo Castellano no sólo ha sido rebelde en el PSOE. También lo ha sido en IU. Castellano, hoy ardoroso defensor de aplicar la disciplina a los militantes y diputados de Nueva Izquierda, mantuvo en la pasada legislatura una actitud muy distinta. Él animó a sus compañeros de grupo -entonces Nicolás Sartorius y Cristina Almeida- a marcharse al Grupo Mixto en protesta por las instrucciones de IU de votar contra la ratificación del Tratado de Maastricht. Nadie le sancionó.

La verdad es que el corto número de diputados, junto a las instrucciones que Anguita dio al formar el grupo parlamentario, han desembocado en que el trabajo desarrollado por los diputados de IU-IC no sea modélico. Hay ausencias clamorosas a algunas comparecencias que IU solicita y a las que no acude. En otras ocasiones, los firmantes de proposiciones no asisten a las comisiones ni para defender sus textos.

Julio Anguita, al constituir el grupo parlamentario de IU-IC, aclaró que a los diputados de Nueva Izquierda no se les darían responsabilidades que estuvieran relacionadas con temas sociolaborales, económicos o europeos. La razón: falta de confianza en ellos.

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