Los comunistas acogen reticentes el programa de Jospin

El programa de gobierno de Lionel Jospin ha puesto de manifiesto las diferencias que mantienen los miembros de su coalición de izquierda, en la que figuran socialistas, comunistas, ecologistas y radicales. Los comunistas, que garantizan la mayoría absoluta de la izquierda y cuentan con dos ministros en el Gabinete, son los menos satisfechos y, en algunos casos, plantean objeciones de principio. Consideran que el nuevo Gobierno nace con el pecado original de haber firmado en Amsterdam el Pacto de Estabilidad y que, constreñido por ese compromiso, Jospin no podrá cumplir las promesas electorales que reiteró el jueves durante el debate de investidura.Los Verdes, que se habían quejado por contar solamente con un ministro en el Gobierno, obtuvieron como compensación el cierre del superreactor nuclear Superpliénix y la cancelación del proyectado canal fluvial entre el Rin y el Ródano. La líder de Los Verdes, la ministra de Medio Ambiente y Equilibrio Territorial Dominique Voynet, se mostró encantada con la decisión. Los sindicatos, por el contrario, vieron la parte negativa: desaparición de unos 2.500 empleos, en el caso de Superphénix, y volatilización de la posibilidad de emplear a unas 10.000 personas durante años, en el caso del canal.

La población de Morestel, donde se encuentra la gran central, realizó ayer una huelga general como protesta contra el cierre. Ciudadanos y sindicalistas lamentaron que Jospin hubiera tomado su decisión sin consultar ni negociar, "exactamente como habría hecho Alain Juppé", según el alcalde de Morestel.

Las grandes líneas económicas, por otra parte, suscitaron severas críticas por parte de los empresarios y no generaron entusiasmo entre los sindicatos. En general, unos consideraron que Jospin iba demasiado lejos, y otros que se quedaba corto. La patronal opinó que la reducción de la jornada laboral de 39 a 35 horas semanales, sin disminución de los salarios, llevaría al "declive" económico. Los principales sindicatos afirmaron, por contra, que se trataba de una reducción de jornada demasiado tímida.