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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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Internet, desafío a los museos

Salvando todas las diferencias, y casi pidiendo disculpas por la asociación de ideas, diría que a fuerza de recorrer páginas en la red uno termina recordando aquello de "El mundo entero al alcance de todos los españoles". Lo que sucede es que la frase, traída ahora, quizás encierre algo de verdad potencial. Por lo menos, para quienes tengan acceso a un equipo informático adecuado y también, aunque no imprescindible pero casi, sepan inglés. Evidentemente, no son todos los españoles. Creo que fue A. Malraux quien apuntó que la idea de la democratización de la cultura, que aparece de forma confusa y titubeante en el siglo XIX, se define y afirma en el siglo XX, debido sobre todo a la posibilidad de reproducir las obras de arte.Podría establecerse un paralelismo con lo sucedido siglos atrás, por ejemplo, en la literatura. La pintura y la música han descubierto su peculiar imprenta -sobre todo fotográfica y electrónica- en este siglo. Y los museos reaccionan a la sacudida. Todavía ha de avanzarse para que las reproducciones artísticas, sobre todo musicales, sustituyan al original o a la interpretación en directo. Pero cada vez las diferencias pertenecen más al ámbito que podríamos llamar religioso: frente a una audición casera, de mayor calidad, asistir en un estadio a un recital de ópera se convierte en una participación litúrgica y una obra de arte original se diferencia de la reproducción en su posibilidad de convertirse en reliquia o fetiche.

Dejando a un lado ese componente, el avance técnico provoca la proliferación y evolución de museos. La revolución en el mundo de la comunicación, que hizo posible la difusión de imágenes y sonidos de manera inconcebible hace un siglo, cambió también los modos en que el público recibe y asimila la información. Y este hecho condicionó el nacimiento de los nuevos museos de ciencia: ahora es mucho más importante subrayar la participación y el protagonismo -como el que correspondería a asistir a un recital en vivo- y se da mucha mayor relevancia al mensaje afectivo y sensorial. Párrafo aparte merece la entrada de la informática en este mundo. Aunque los museos de arte españoles todavía no hayan dado muchas señales de vida al respecto, cualquiera que haya consultado un buen CD-ROM sobre pintura convendrá en que se está abriendo un mundo apasionante con caminos muy difíciles de recorrer por otros medios.Los museos de ciencia, sobre todo los nuevos centros interactivos, toman ahora la delantera al exponer su realidad y extender su actividad a través de Internet. En España, los de Barcelona, A Coruña, Tenerife y Granada, así como los planetarios de Pamplona y Madrid tienen páginas operativas. Algunos comenzaron por ofrecer la información básica que da una guía impresa en papel, describiendo las salas e instalaciones; luego ampliaron secciones para informar de actividades, publicaciones, servicios y recursos, y hasta se atrevieron a plantear debates o buzones de preguntas en relación con la ciencia, o a incluir información diaria sobre un tema de actualidad.

En el resto del mundo hay algunas páginas fascinantes, que incluyen hasta la posibilidad de realizar virtualmente actividades de la visita real, o de ver imágenes en directo. Para darse una idea basta con acercarse en la red al Exploratorium de San Francisco, el Questacon de Camberra, el Ontario Science Centre, o The Exploratory Science Centre. También, al Lawrence Hall of Science, el Deustches Museum, el Singapore Science Centre, el Natural History Museum (Londres), o los museos de ciencia de Oregon, Boston y Minnesota. Todo ello, sin salir de casa.

Ramón Núñez es el Director de la Casa de las Ciencias de A Coruña. (moncho@casaciencias-lc.es) (www.casaciencias-lc.es)

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