La policía de EE UU no informó al consulado del arresto del español condenado a muerte
La policía del Estado norteamericano de Florida violó la convención de Viena sobre relaciones consulares en la detención de Joaquín José Martínez Pérez, el español condenado a muerte en Florida, según fuentes jurídicas norteamericanas consultadas por este periódico. En contra de lo que dice el párrafo B del artículo 36 de esa convención internacional, la policía no informó en su momento al consulado español en Miami de la detención en Tampa de Martínez, ni le comunicó a éste, al leerle sus derechos, que podía entrar en contacto con esa representación diplomática.El 4 de junio, el Gobierno de Paraguay denunció ante un tribunal de Virginia al gobernador de ese Estado por violación de las leyes internacionales en un caso similar. Al paraguayo Angel Breard, condenado a muerte en Virginia por un asesinato, tampoco se le Informó en el momento de la detención que tenía derecho a entrar en contacto con sus autoridades consulares.
La diplomacia española no ha querido hasta el momento usar esa carta, a la espera del resultado de la revisión del caso de Martínez por el Tribunal Supremo de Florida. En cualquier caso, según las fuentes norteamericanas los tribunales de EE UU no han anulado hasta ahora ningún procedimiento por violación de la convención de Viena, firmada por Washington en 1963.
Sloane Milliam, ex, esposa de Martínez y principal testigo en su contra, tiene previstc participar esta noche en un programa de televisión, y está dividida entre el deseo de retractarse de su testimonio contra su ex esposo y el temor a ser acusada, sí así lo hiciera, de perjurio, según fuentes que han conversado con ella en los últimos días.
En el mismo programa participará Joaquín Martínez Sánchez, el padre del condenado. Agradecerá la solidaridad que está recibiendo de los españoles para poder pagarle a su hijo los elevados gastos de una buena defensa -"la que no tuvo en el juicio"- y contará su último encuentro con él en la prisión de Oriente Road, en Tampa.
"Mi hÍjo", dijo ayer Joaquín Martínez Sánchez, "estaba muy tranquilo, pero con grilletes y cadenas. Contó que siempre va así cuando sale de la celda. Tenía moratones en las muñecas y los brazos. Ya sé que ésa es la norma en EE UU, pero es humillante, medieval".
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