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Entrevista:

"En Euskadi no hay suficiente sosiego para juzgar los delitos de terrorismo"

Aurora Intxausti

Luis Navajas (Granada, 1948), fiscal jefe de la Audiencia de San Sebastián durante 10 años de actividad Judicial intensa y conflictiva, cree que en Euskadi no existen condiciones para juzgar con serenidad los delitos relacionados con el terrorismo. Reconoce que el caso Itsasondo le afectó personalmente y confía que sea revocado el veredicto absolutorio del jurado popular. Se muestra preocupado por la falta de seguridad pública, que él denomina "terrorismo difuso", y que ha experimentado un fuerte incremento en los dos últimos años.Pregunta. ¿Tiene miedo?

Respuesta. No el suficiente como para que me haya hecho actuar de forma distinta a como debiera.

P. ¿Las amenazas afectan a la hora de dictar sentencias?

R. El único que ha sido amenazado en Guipúzcoa ha sido el magistrado Justo Rodríguez, un juez excepcional. Eso no ha supuesto ningún cambio en su trayectoria.

P. El caso judicial más reciente que ha producido una fuerte polémica en Euskadi ha sido el del doble crimen de Itsasondo [la muerte de dos ertzainas por disparos de un joven del entorno de ETA]. ¿Fue una demostración de que no se pueden juzgar ese tipo de casos en el País Vasco?

R. El caso Itsasondo no debe servir para lanzar una descalificación ni a la institución del jurado, ni a las personas que dictaron ese veredicto, con el que, evidentemente, el ministerio fiscal no está de acuerdo. Pero tengo esperanza en que, tras la vista del recurso el próximo día 20, el fallo absolutorio sea revocado. Si se modifica la Ley del Jurado debería introducirse alguna cláusula que rompa el criterio de la territorialidad, de forma que un caso como éste pueda ser trasladado de una audiencia a otra que garantice el clima de sosiego y de tranquilidad adecuado para enjuiciar los hechos con imparcialidad.

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P. ¿Le afectó personalmente?

R. El veredicto me afectó y de forma profunda.

P. ¿Se ha reconducido la situación entre el presidente de la Audiencia, José Luis Barragán, y usted?

R. La Fiscalía no quiere tener ningún tipo de polémica con el presidente ni con nadie. Yo no tengo nada que superar porque yo no fui quien dio la rueda de prensa. El único método de crítica que tiene el fiscal para las resoluciones judiciales es la vía de los recursos.

P. ¿Qué evolución ha tenido la justicia en esta provincia, salpicada de casos conflictivos?

R. En el bienio 95-96 se ha incrementado la violencia callejera y los desórdenes públicos. Los temas estrella de hace 10 años fueron la guerra de las banderas y el conflicto de los secretarios de Ayuntamientos y el euskera. Pero en este momento lo que más nos preocupa es el terrorismo difuso, la falta de seguridad en la vía pública. Hasta hace poco, esta violencia callejera organizada se ejercía en días concretos, pero, ahora, las organizaciones que la controlan han decidido que tenga lugar cualquier día del año.

P. ¿Ha superado el estigma del informe Navajas, en el que se vinculaba a la Guardia Civil con el narcotráfico en Guipúzcoa?

R. He tenido siempre la conciencia tranquila. En el 88, cuando lo escribí, y en el 97, cuando aún se sigue investigando.

P. ¿Cree que fue ingenuo al enviar el escrito al fiscal general del Estado?

R. En absoluto, cumplí con el estatuto del ministerio fiscal. Por la naturaleza de los delitos y por la sospecha de que los hechos tenían la suficiente trascendencia como para ponerlo en conocimento del fiscal general del Estado. Lo ingenuo y lo absurdo hubiese sido no hacerlo.P. ¿Que sintió al no contar con el apoyo de sus superiores?

R. No miro hacia atrás; yo me miro y me juzgo a mí mismo. Sé que cumplí con mi obligación y que, después, las cosas no salieron como yo pretendía.

P. ¿Existen condiciones en Euskadi para juzgar casos de terrorismo?

R. No existe la tranquilidad ni el sosiego suficiente para que se juzgue con serenidad. Esto no implica desconfianza hacia los jueces del País Vasco, en concreto con los de Guipúzcoa. Lo que ocurre es que, si existe una institución como la Audiencia Nacional para hacer frente a un tema tan específico como el del terrorismo, es absurdo plantear que se modifique ese sistema. La función de, juzgar precisa un clima de sosiego y serenidad que, posiblemente, se viera muy perturbado en el caso de que el juicio, la instrucción y la investigación se realizasen desde el País Vasco.

P. ¿El sistema del juicio rápido resulta eficaz contra los sabotajes y desórdenes públicos?

R. El juicio rápido es absolutamente válido en el ámbito de Guipúzcoa para aquellos casos de violencia callejera que no requieran una investigación dilatada y permitan dar una respuesta rápida. Si no se están produciendo juicios rápidos por estos delitos habrá que preguntarse cuántos asuntos de esta naturaleza llegan a los juzgados con detenidos. El nivel de impunidad es muy alto. Si un atestado entra en el juzgado y lo hace sin concretar, ni identificar a los autores del delito, es difícil que los jueces y fiscales puedan dar uña respuesta rápida por el procedimiento abreviado. La cuota de detenidos para este tipo de delitos es escasa.

P. Da la impresión de que últimamente ha descendido la violencia callejera.

R. Los años 95-96 se convirtieron en un bienio negro. La conflictividad se duplicó en esos años. Lo que antes se concentraba en días muy precisos ahora se ha diluido a lo largo de todo el año, pero el 97 está siendo más relajado.

P. ¿Cree que se ha dejado de practicar la tortura en las comisarías de Euskadi?

R. Desde el año 1992 no se han podido constatar, con pruebas firmes, casos de tortura. El ministerio fiscal tiene que presumir que el trato es correcto, y no pensar que ahora se tortura mejor y sin dejar huellas. Los tribunales y las fiscalías del País Vasco han demostrado en estos últimos 20 años que no les ha temblado la mano para acusar o dictar sentencias condenatorias.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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