Checa también amenaza a Doohan

Carlos Checa tomó ayer el relevo de Àlex Crivillé para perpetuar la amenaza española sobre el mejor piloto del mundo. El noi de Sant Fruitós fue el encargado de presionar al australiano Mick Doohan en el Gran Premio de Francia, el sexto del curso 1997, después de que a su colega, el de Seva, le resultara imposible. Pero el tricampeón mundial volvió a ser una pared infranqueable para cualquiera que pretendiera ha cerlesombra, Checa brilló como segundo, pero Crivillé acabó cuarto y Doohan conquistó su quinto triunfo de la temporada después de bordar la carrera, y convierte el campeonato, antes de la mitad, en un paseo militar. Más igualadas están las cosas en las otras cilindradas, en las que ayer obtuvieron la victoria el italiano Valentino Rossi, en 125cc, y el japonés Tetsuya Harada, en 250cc.El remonte de Checa hasta la espalda de Doohan, aunque me nos de lo esperado, fue premio suficiente para los miles de aficionados españoles que viajaron hasta el circuito Paul Ricard. A todos les supo mal, sin embargo, que Crivillé no pudiera pelear por el triunfo y que Doohan fuera, otra vez, un enemigo insuperable. El piloto australiano volvió a dominar con suficiencia, a pesar de que Checa terminó sólo a cuatro segundos. Ahora manda en el Mundial con 43 puntos de ventaja sobre Crivillé.

Problemas de Crivillé

El piloto de Seva no tuvo su día. Salió bien, pero después no fue capaz de mantener el ritmo de Doohan, una vez que éste se recuperó de una partida mediocre y asumió el mando de las operaciones. "La moto no iba demasiado bien", explicó Crivillé. "Esta vez tenía muchos pro blemas para seguir detrás de él". El testigo de su habitual protagonismo, como español perseguidor de Doohan, lo recogió enseguida Checa.El Pupilo de Sito Pons en el equipo Movistar-Honda ofreció su mejor prestación del año, precisamente cuando más lo necesitaba su escudería, castigada por el infortunio. Lo anunció por la mañana, en el entrenamiento previo, rodando en tiempos que sólo Doohan había conseguido, y lo confirmó después del semáforo verde, aunque arrastró el inconveniente de una pésima arrancada. Al primer paso por la línea de meta, Checa era noveno, y después su recuperación tuvo rasgos de exhibición. "Necesitaba este resultado, lo merecíamos el equipo y yo", comentó el joven piloto catalán.

Asignatura pendiente

El remonte de Checa sufrió un frenazo en la sexta vuelta. Veía a lo lejos que Doohan se marchaba y cometió un error. Se pasó de frenada y perdió un par de segundos que al final resultaron muy valiosos, definitivos. "Allí perdí la oportunidad de pelear por la victoria", reconoció. A partir del séptimo giro, reanudó su persecución del líder. En el camino, tuvo que roer varios huesos, entre ellos Crivillé y el japonés Tadayuki Okada. Sólo le quedó una asignatura pendiente, la que imparte el líder del Mundial y jefe de la escudería Repsol-Honda.En el Paul Ricard, a 35 grados sobre el asfalto, Doohan fue demasiado para Checa, como otros días lo fue para Crivillé. Al tricampeón no le importan el circuito, ni la circunstancia, ni el rival. "Esta visita al podio me da moral", dijo Checa. "Ahora espero poder ganar algún gran premio este año, con permiso de Doohan". Le hará falta esa autorización, igual que necesitará algo nuevo Crivillé para volver a pelear con el martillo australiano. En las tres últimas carreras, éste ha vuelto a alejarse claramente.

El noi de Seva lo intentó de nuevo ayer, pero nunca pudo seguir a su compañero-rival. Y una ligera salida de pista, en la vuelta 13, le apartó incluso del cajón. El tercer escalón fue para Okada, nuevamente el héroe del día, pues corrió magullado después de caerse el sábado y también ayer en el warm up (entrenamiento inmediatamente previo a la carrera). Mientras, Alberto Puig (Movistar-Honda) se clasificó octavo, Batiste Borja (Elf) fue noveno y Sete Gibernau (Yamaha), 13º.