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El ministro británico de Educación envía a las peores escuelas del país 'equipos de emergencia'

Los sindicatos afirman que los centros en crisis se hundirán tras ser señalados

Isabel Ferrer

"La educación no es un jardín secreto, y los niños sólo disponen de una oportunidad". Arropándose en esta máxima, David Blunkett, ministro británico de Educación, ha lanzado la primera y sonora salva desde su recién estrenado cargo. Se ha formado un equipo de profesores, consejeros y asesores que ayudarán al cuadro docente de las peores escuelas del Reino Unido. Estos centros, 18 repartidos por todo el país, han si 0 incluidos en una lista pública con la total oposición de los sindicatos de directores y profesores. Nombrar a los caídos acabará de hundirlos, pero no mejorará su situación, han venido a decirle éstos a Blunkett. "El Gobierno laborista no tolerará la falta de cooperación", les ha respondido con la firmeza y rapidez que caracteriza ya su nuevo estilo.Los sindicatos sostienen que avergonzar a los centros y a sus profesores y alumnos será contraproducente. Sin olvidar que los padres, asustados, matricularán a los mejores alumnos en otros lugares. Educación asegura que no se propone debilitar su situación, sino ayudar a su recuperación.

Pero si no mejoran pueden incluso ordenar el cierre. En tal caso, los directores serían "invitados" a dimitir sin tardanza. Con un nuevo equipo docente y bajo otro nombre, la misma escuela podrá reabrir luego sus puertas, una vez saneada, el próximo mes de septiembre. La disciplina y la calidad del profesorado, que será calificado en función de los resultados obtenidos por sus propios pupilos, aparecen también entre las iniciativas del ministro.

Las 18 escuelas señalada s ahora cargan desde hace un año con la etiqueta metafórica de fallidas colgada en su puerta. "El problema es que no han sabido salir adelante y necesitan ayuda en lugar de amenazas", afirman en el ministerio.

Blunkett se ha preocupado de separar sus planes de los aplicados por el antiguo Gobierno conservador. No se trata ahora de sustituir a los gerentes y cerrar sin más avisos. "Pretendemos enviar a un director de escuela que sí funcione y con experiencia en casos difíciles", ha dicho. El equipo de expertos que le acompañará debe ser capaz de cambiar a profesores y alumnos en poco tiempo y también de colaborar con las autoridades locales. "No las abandonaremos, pero tampoco vamos a tolerar que se estanquen", concluyen en el ministerio.

Para los sindicatos de profesores y directores, estas palabras están lejos de tranquilizar al sector. "Ya está bien de humillaciones públicas. Así no se resuelve nada", ha lamentado Nigel de Gruchy, secretario general de la Unión Nacional de Docentes y del Sindicato de Mujeres Profesoras.

La discreción abogada por sus afiliados para transformar las malas escuelas constituye también la mejor fórmula de cooperación para sus colegas de la Unión Nacional de Maestros. Doug McAvoy, su responsable, ha advertido al Gobierno laborista que así sólo, logrará perder su confianza y la de los padres. Algunos de ellos, sin embargo, han hecho causa común con los colegios de sus hijos por encima de las temidas etiquetas

Barrios marginales

Diez de los centros incluidos en la lista están en barrios periféricos y deprimidos de Londres. Otros, como Abbey Farm, una escuela de secundaria abierta en NorfoIk, no ha tenido inconveniente en reconocer que su presencia entre los peores ha caído como una bomba. Situada en el corazón de un distrito conflictivo y pobre de- la ciudad, al este de Inglaterra, cuenta con 140 alumnos y ya fue señalada en 1995 por el entonces Gobierno conservador. "En su día aceptamos las críticas de la inspección, pero hemos mejorado mucho. No se puede salir del hoyo en dos años", ha declarado su director, Dominic Cragoe, al rotativo The Independent.

Tanto él como sus 17 colegas marcados tendrán que recibir ahora a los equipos de emergencia. El ministro Blunkett ha asegurado que pondrá su progreso en el contexto de la ruta hacia la mejora de la educación y disciplina impartidas. Su política de "tolerancia mínima" ante los recalcitrantes como él la define, será de todos modos el baremo al que se enfrenten las escuelas que no rindan suficiente en el Reino Unido.

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