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CAMBIO POLÍTICO EN FRANCIA

Séguin prevé "cuchilladas" en el seno de la derecha

Philippe Séguin, el "gaullista social" al que recurrió a la desesperada el presidente Jacques Chirac, cuando las urnas hicieron insostenible la impopularidad del hasta ahora primer ministro, Alain Juppé, declaró ayer que preveía una "lucha a cuchilladas" en el seno del neogaullista RPR (Unión para la República). En efecto, el fracaso de Juppé -presidente del RPR- y de tres de sus hombres en el seno del partido conservador (Jean-François Mancel -que ayer dimitió como secretario general-, Patrick Stefanini y Jean-François Copé) que no lograron salir elegidos, abre la puerta a la sucesión en la dirección del RPR.Jupp¿ era el hombre escogido por Chirac, que había delegado en él los plenos poderes de la formación que cofundara con Charles Pasqua en 1976. Ahora Séguin responsabiliza a Chirac y a Juppé de la pérdida de las elecciones y se niega a que "Juppé y los otros quieran seguir como si no hubiese sucedido nada. Lo voy a poner todo patas arriba y provocaré una recomposicion Por su parte, Pasqua le pide al ex primer ministro "que saque consecuencias de su derrota".

La popularidad de Séguín no se ha plasmado nunca en eficacia electoral. Como Simone Vell entre los centristas, Séguin no consigue traducir su capital de simpatía política en poder concreto. Y en el conjunto de la derecha son varios los líderes que exigen una recomposición. El democristiano y centrista Fraçois Bayrou reclama la construcción de "fuerzas políticas nuevas"; el liberal Alain Madelin dice que, "una vez pasada esta página, considero que he recuperado mi libertad", y Edouard Balladur suspira por la creación de un gran partido conservador.

Relación con el FN

El problema de la dividida derecha no es tanto el articular la coexistencia de sus tres familias -gaullista, liberal y centrista-, sino cómo abordar la relación con un Frente Nacional (FN) que se lleva el 15% de los sufragios. El conservador Philippe De Villiers ha reclamado "dejar de tratar como parias a los electores del FN". Y en ese sentido también se ha manifestado la voz de Pasqua -"evitar que se haga mayor la distancia que separa los electores de la derecha de sus representantes políticos"- o el liberal Nicolas Sarkozy -"la derecha tiene que asumirse como tal, sin avergonzarse de nada".

El problema estriba en que, entre el muy consolidado electorado del FN, los valores democráticos se han ido desvaneciendo, y cuando la derecha quiere recuperarlos y emplea argumentos próximos a los del FN, los votantes de esta formación "prefierenel original a la imitación".

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