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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Juppé se inmola

LA PRIMERA vuelta de las elecciones legislativas francesas se ha cobrado ya una víctima: el primer ministro Alain Juppé, que, con su renuncia anticipada al cargo, se ha autoinmolado para intentar salvar in extremis a la derecha. Queda así demostrado el error del presidente Chirac al convocar anticipadamente estos comicios. Chirac quería carta blanca para poder seguir con Juppé al frente del Gobierno y tomar las medidas necesarias ante la cita de la moneda única. El tiro le ha salido por la culata: los franceses han expresado su protesta y la izquierda ha ganado la primera vuelta.Ha habido dos triunfadores. En primer lugar, Lionel Jospin, gris y poco carismático dirigente socialista que ya en las presidenciales de 1995 alcanzó un resultado más que satisfactorio. Ahora pone en serios apuros el propio proyecto de Chirac al postularse como el próximo primer ministro. be todas formas, se dice que en la primera vuelta los franceses votan a quien quieren, y en la segunda, contra quien no quieren. La situación ante la segunda vuelta está abierta. Un Gobierno de Jospin, sin embargo, carecería de coherencia al tener que integrar a los comunistas -reticentes al proyecto de Maastricht- y a los ecologistas.

El segundo triunfador ha sido el Frente Nacional de Le Pen, que ha conseguido cerca del 15% de los votos y una posición clave con vistas a la segunda vuelta. Este voto, independientemente de las consignas, puede irse a la derecha, a la izquierda o a la abstención. Más de un centenar de candidatos del Frente Nacional, además, pueden seguir en liza, destrozando las estrategias de otros adversarios, especialmente de la derecha. El Frente Nacional se ha instalado con firmeza en la política francesa como tercer partido, tras el socialista y el RPR gaullista.

Para Europa, esta Francia en la que antieuropeístas como el comunista Robert Hue o el xenófobo Le Pen tienen la llave de muchas decisiones políticas no es la mejor. Lo que sí está claro es que, ante la puerta que inesperadamente les ha abierto Chirac al convocar anticipadamente las elecciones, los franceses han expresado su deseo de cambio. El que les prometía el propio Juppé no les pareció creíble.

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