Jospin: "El cambio de mayoría es posible y deseable"
No se trata tanto de una victoria de la izquierda como de una derrota estrepitosa de la derecha. Ése podría ser el resumen de la jornada electoral protagonizada ayer por los franceses si no quedase una segunda vuelta y si no hubiese una serie de indicios inquietantes que pueden leerse en los resultados. Para los socialistas, situarse en tomo a la barra del 28% o el 29% significa tan sólo haber recuperado su nivel de los buenos tiempos, aunque no de los mejores. "El cambio de mayoría es posible y deseable", dijo su líder, Lionel Jospin.
Los comunistas se mantienen, y eso sólo puede interpretarse como un fiasco en un contexto de recuperación de la izquierda, aunque su secretario nacional, Robert Hue, no lo admita. Si a esos dos partidos les sumamos los votos de las diversas candidaturas ecologistas -cinco en más de 50 circunscripciones-, siempre más propensos a aliarse con la izquierda, y parte de los sufragios de las dos familias trotskistas, nos encontramos con que Lionel Jospin puede afrontar la campaña de la segunda vuelta con fundadas esperanzas de convertirse en primer ministro elegido por una nueva mayoría. Pero lograrlo no será fácil, porque el líder socialista tendrá que compaginar un cierto radicalismo social -la extrema izquierda representa algunas centenas de miles de votos- con concesiones al populismo nacionalista de los comunistas o al utopismo bienhumorado de los ecologistas.Dominique Voynet, cabeza visible de Los Verdes, que ayer logró ya un 48% de votos favorables en su circunscripción y será la primera mujer ecologista en la Asamblea Nacional, lo valoró como "un triunfo de la ecología progresista". En cualquier caso la campaña parece haber sido un nuevo éxito personal para Lionel Jospin. Su honestidad personal inspira quizás más confianza que el programa del PS y hoy puede postular a encarnar esa aspiración al cambio que Jacques Chirac ha defraudado.
Entre los méritos demostrados por Jospin a lo largo de esta campaña figura su renuncia al hegemonismo, su indudable modestia y voluntad de ampliar el terreno de juego. Partidos casi grupusculares, como los Radicales de Izquierda o los propios Verdes, que en solitario no lograrían escaños, se han beneficiado de la convicción de Jospin de que no conviene querer monopolizar la opinión de izquierda so pena de privarse de las fuerzas renovadoras, de críticos que no tienen por qué estar en el controlado interior del propio partido.
Situación dramática
Para la derecha, aunque Alain Juppé en su discurso nocturno no pareció haberse dado cuenta de nada, la situación es dramática. El propio ex presidente Valéry Giscard d'Estaing deberá acudir a segunda vuelta porque, por primera vez en 40 años, fracasó en su intento de conseguir a la primera un escaño de diputado. Después de estos resultados, la derecha no tiene tiempo para lamerse las heridas y deberá salir a la busca y captura de los votos ultraderechistas del Frente Nacional (FN). Y aunque parezca absurdo, hoy el futuro de la izquierda como alternativa de gobierno está en manos del FN. Parece que el FN rebasa, por vez primera en unas legislativas, el 15%. Eso significa que los candidatos del partido de Le Pen podrán mantenerse en muchas circunscripciones.Bruno Mégret, alcalde-consorte FN de Vitrolles, no aprueba la consigna de su jefe que invita a votar a la izquierda para castigar a Chirac. De qué voz sea más escuchada, si la de Mégret o la de Le Pen, así como de los resultados de los candidatos del FN, depende posiblemente que el PS pueda imponerle a Chirac una inesperada cohabitación.
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