Aznar busca limitar el derecho de asilo sin recurrir al veto
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, sustituyó ayer la euforia que le embargó en la cumbre de Dublín -la que respaldó la reclamación española de eliminar el derecho de asilo dentro de la UE-, por una cuidadosa cautela. Su objetivo es lograr que aquella otra propuesta, transformada en una mucho más modesta -limitar el asilo sólo a casos excepcionales en lugar de suprimirlo-, supere los recelos, fragüe el consenso y se integre en el Tratado de Maastricht."Haré todo el esfuerzo que esté en mi mano para obtener una solución positiva, flexiblemente", dijo, al ser preguntado por el grado de presión que imprimirá a sus socios en este asunto. "Lo importante es seguir un proceso de aproximación y que se debata a fondo la propuesta española, a la que nos atenemos", añadió, descartando así un inminente repliegue hacia las posiciones más liberales defendidas por la presidencia holandesa.
En todo caso, el jefe del Ejecutivo rechazó el inmediato uso de la amenaza del veto. "Esa pregunta es para el último día", contestó, al ser requerido sobre si estaba dispuesto a utilizarla. Para España, dijo, "es un asunto muy importante que fue planteado por el Gobierno anterior y que nosotros, lógicamente, hemos recogido", recordó. Se mostraba así dispuesto a jugar la baza del consenso interno en política europea renovado en su reunión del jueves con Felipe González. Hasta el punto de que, a diferencia de lo que sucedió en la cumbre de Florencia, el pasado junio, se abstuvo de utilizar el Consejo Europeo para criticar a la oposición.
Otro líder que descartó usar el veto fue el británico Tony Blair, a diferencia de su antecesor, John Major. "No vamos a proferir amenazas, sólo queremos una solución para Amsterdam", dijo sobre la llamada quota-hopping, la absorción de cuotas pesqueras del Reino Unido por armadores españoles que compran compañías británicas. Major prometía bloquear la reforma del Tratado por este asunto. Blair y Aznar discutirán de ello el martes, en París, tras la cumbre OTAN-Rusia.
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