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La policía de Barajas detiene a un italiano acusado de dirigir la Camorra de Nápoles

A dos policías adscritos a la comisaría de Madrid-Barajas les pareció que Antonio Bianco, un italiano que el jueves por la tarde se disponía a tomar un vuelo a Barcelona, tenía cara de malo y procedieron a su identificación. Al teclear su nombre en el ordenador, apareció una requisitoria de Interpol encabezada así: "Precaución: persona peligrosa". Bianco, de 44 años, está acusado -entre otras muchas cosas- de organizar la Camorra napolitana, extorsionar a empresarios mil millones de liras (850 millones de pesetas) y participar en homicidios. Los agentes de Barajas no tuvieron más remedio que detenerle.

En junio de 1994, el juez de Nápoles Luigi Picardi dictó contra Antonio Bianco una orden internacional de detención, que justificó con una relación muy detallada de las actividades del mafioso en el barrio napolitano de Fuorigrotta.Allí -siempre según la requisitoria de Interpol a la que ha tenido acceso este periódico-, Bianco había conseguido erigirse en el amo y señor gracias al método más clásico de la Camorra napolitana. El detenido "participó", según el juez Picardi, "en una asociación de tipo mafioso que, aprovechándose de la fuerza de la intimidación, había conseguido el sometimiento y el silencio" de los extorsionados.

Las víctimas preferidas de Bianco eran las empresas constructoras, con las que llegó a utilizar varias veces sus métodos más convincentes. "En una ocasión", según Interpol, "bloqueó con la intervención de hombres armados las obras de la empresa L. D. R en las zonas de Fuorigrotta y Piedigrotta". Otras empresas -D. Martino, Cerro y Paiola- sufrieron también entre los años 1989 y 1991 la visita de los hombres del mafioso. El motivo, siempre el mismo: una aportación económica a la Camorra a cambio de la cual podrían vivir tranquilos.

Pero Antonio Bianco no sólo se dedicaba al impuesto inmobiliario. También, según e juez de Nápoles, participó "directa o indirectamente" en delitos relacionados con "asociación de malhechores, lotería clandestina, contrabando de tabaco sustancias estupefacientes... ".

Negocio tan próspero se acabó definitivamente a Bianco el pasado jueves. Dos agentes de uniforme dependientes del puesto fronterizo de Madrid-Baraja -que realizaban una patrulla rutinaria por el aeropuerto- le dieron el alto. El mafioso italiano, que según las pesquisas policiales residía en Barcelona, no tuvo tiempo de reaccionar. Ayer mismo, la policía lo puso a disposición de la Audiencia Nacional, que previsiblemente tramitará la solicitud de extradición que cursen las autoridades italianas. El juez Picardi -instructor de la causa que se sigue en Nápoles contra Bianco- quiere que cumpla una condena de 20 años de prisión.

España se ha convertido en los últimos días en un lugar maldito para los delincuentes internacionales. La detención del pasado jueves se suma a la del ex fiscal mexicano Pablo Chapa y a la desarticulación de una red internacional de tráfico de hachís dirigida por el británico Briar Charrington y en la que trabajaban franceses, ingleses y marroquíes.

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