Sobre el derecho de asilo

Parece que el terrorismo causa dos tipos de daños: uno serían los daños causados directamente por sus atentados; otro, el hecho de desvirtuar paulatinamente el Estado democrático, ya que en muchas ocasiones las democracias, en su afán por combatirlo, modifican las leyes de manera que se vulneran los mismos fundamentos de aquéllas.Así ocurre ahora con el derecho de asilo dentro de la Unión Europea, a raíz de la reciente propuesta del Gobierno español de que ningún país de la Unión Europea pueda admitir a trámite siquiera una solicitud de asilo de un ciudadano de unode sus países miembros. El Gobierno, evidentemente, ha hecho esta propuesta para evitar la propaganda que conseguían algunos miembros de ETA al solicitar asilo en otros países europeos (esta propaganda era lo único que los terroristas conseguían, pues, después, el asilo les ha sido siempre denegado), pero son más los males que los bienes que produce.

En primer lugar, y como han resaltado instituciones como el ACNUR y diversas organizaciones de derechos humanos, incluso con las enmiendas que el Gobierno parece ahora dispuesto a añadirle, esta modificación contravendría la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención de Ginebra, de las cuales son signatarios todos los países comunitarios, y que establecen que no se puede discriminar a ningún solicitante de asilo a causa de su país de origen.

Hasta que la UE no sea un Estado propiamente dicho, sus miembros no pueden escudarse en ella para no cumplir los tratados que han firmado. En segundo lugar, si bien todos los Estados de la UE son democracias, esto, desgraciadamente, no es ninguna garantía para que no se puedan producir en ellos circunstancias que puedan llevar a sus ciudadanos a pedir asilo político en otro país, como sería el caso de los objetores de conciencia griegos, que no tienen la posibilidad de hacer un servicio civil y son encarcelados. La futura inclusión en la UE de nuevos países faltos de tradición democrática, donde los abusos son frecuentes a pesar de la existencia de Parlamentos y elecciones, aumenta aún más este peligro.

Finalmente, el ejemplo europeo sentaría un peligroso precedente para otras entidades regionales, con lo cual se podría llegar a la desaparición efectiva del derecho de asilo en el mundo.-