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MOTOCICLISMO GRAN PREMIO DE ITALIA

Día negro de los españoles en Mugello

Crivillé cometió un error y puso el triunfo de 500cc en bandeja a Doohan

Hacía mas de un año que los pilotos españoles no se bajaban del cajón de la categoría reina del Mundial de motociclismo. En las últimas 14 carreras de 500cc, a partir de Jerez 96, con la aportación conjunta de Alex Crivillé, sobre todo, y de Carlos Checa y Alberto Puig, siempre había ondeado una bandera roja y amarilla sobre el podio. Pero la racha se rompió ayer en Mugello, escenario del Gran Premio de Italia más feliz para los italianos, que celebraron el triunfo de Valentino Rossi en 125cc, el triple podio en 250cc, encabezado por Max Biaggi, y la segunda plaza de Luca Cadalora en 500cc. Sólo el infalible Mick Doohan rompió el encanto de la matinal toscana.El cocodrilo australiano estuvo en su línea. No falló y ganó su tercer gran premio de la temporada de cuatro disputados. Aprovechó el primer error en lo que va de campeonato de Crivillé, su gran rival, para abrir ligeramente el hueco en la clasificación del Mundial. Se rompió, además, la dicotomía que presidía el campeonato hasta ahora y la carrera de Italia fue la menos emocionante de las que se han corrido este año. Doohan se impuso esta vez con rotundidad en el que es su circuito preferido (ha vencido las cinco últimas carreras disputadas en Mugello).

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Álex se pasó de frenada cuando peleaba por el liderato, mediada la carrera, y acabó en la trampa de arena que rodea el asfalto. Esa excursión involuntaria le costó segundos y posiciones preciosas, y aunque los recuperó espectacularmente, al final no pudo pasar del cuarto lugar, por detrás de Doohan (Honda), Cadalora (Yamaha) y el japonés Nobuatsu Aoki (Honda).

"La moto no iba perfecta", reconoció el no¡ de Seva, "pero estaba allí delante. Sin embargo, en una de las curvas me salí unos centímetros de la pista y en la siguiente, seguramente porque el neumático se había ensuciado, perdí la línea. Por suerte, no me caí y pude remontar para salvar unos puntos importantes para el Mundial. Otras veces los errores se pagan más caros".

Crivillé era tercero cuando se salió en la novena vuelta y regresó a lo negro en 12ª posición, a 14 segundos de Doohan. Catorce giros más tarde, bajo la bandera a cuadros, cruzó en cuarto lugar, a 19 segundos del vencedor, salvando 13 puntos para su sueño de ser campeón del mundo. Ahora el tricampeón australiano, que ayer sumó el 37' triunfo de su historial, aventaja a su compañero en la escudería Repsol-Honda por 17 puntos. Y aún quedan 11 duelos, el siguiente dentro de 15 días en Austria.

El infortunio -relativo- de Crivillé fue un juego de niños al lado de la desgracia que se pegó a los colores azules de los muchachos de MoviStar-Honda. Por segunda vez consecutiva, como en Jerez, ni Carlos Checa ni Alberto Puig cubrieron íntegro el recorrido del gran premio. Checa se cayó, como hace dos semanas en Jerez, cuando perseguía a los líderes. Y encimá, cuando regresó a su motor-home con el hombro dolorido, se encontró con que un cortocircuito había quemado su casa rodante. Tuvieron que intervenir los bomberos. "¡No sé qué he pisado!", se lamentó el joven piloto catalán.

Por su parte, Puig, inmerso en una profunda crisis, prefirió retirarse al cabo de cuatro vueltas, cuando circulaba muy retrasado, en 18ª posición. "Estoy desesperado", reconoció al cabo de un rato. "De repente he dejado de ir rápido. No sé qué me pasa. Esto no compensa los sacrificios que he tenido que hacer para volver a estar encima de la moto". Puig vive el peor momento desde que se recuperó de su grave lesión en la pierna izquierda.

La amarga tristeza del bravo piloto catalán entristeció a medio paddock y todo el mundo se volcó para animarle a seguir peleando para volver a ser uno de los mejores. También Batiste Borja (Elf) abandonó, y Sete Gibernau (Yamaha) continuó su progresión y aprovechó tanta retirada para clasificarse noveno. Uno de los que estuvieron a punto de ir por los suelos, en una acción de las que se recuerdan, fue el tercer protagonista de la categoría reina, el japonés Tadayuki Okada (Repsol-Honda), que, aunque no llegó a caer, se lesionó cuando intentaba mantener el equilibrio y tuvo que abandonar.

La baja de Okada y la posterior de su compatriota y compañero de equipo Takuma Aoki, que si sufrió una caída cuando era segundo, quebraron también la dictadura ejercida hasta ahora por los pilotos de Repsol-Honda. La presencia de Cadalora en el podio de Mugello resultó significativa: el italiano fue el primer piloto no de Honda que sube al cajón de los tres mejores esta temporada. El Mundial, no obstante, sigue siendo cosa de dos. Y esos dos, aunque uno haya cobrado cierta ventaja, siguen siendo Doohan y Crivillé.

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