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FIN DEL RÉGIMEN ZAIREÑO

Los rebeldes exigen la rendición del Ejercito

Ramón Lobo

Las fuerzas rebeldes de Laurent Kabila descartaron ayer que el presidente Mobutu Sese Seko pueda limitarse a dimitir, sin más, y exigieron la "rendición incondicional" del Ejército zaireño.Las tropas de Mobutu ya parecen estar actuando en esa dirección. Cuando el general Mahele, ministro de Defensa, le susurró el jueves por la noche a Mobutu que todo estaba perdido, sabía muy bien lo que decía. Su Ejército no había, presentado resistencia alguna en ocho meses de guerra. Con sólo una excepción: la de Kenge, esa contraofensiva sanguinaria que costó la vida a cerca de 200 civiles, llevada a cabo por las tropas mercenarias de UNITA, la guerrilla angoleña del anticomunista Jonas Savimbi. Los de UNITA se fueron el miércoles. No deseaban verse atrapados en una lucha que ya no es suya. Sin los angoleños, el Ejército de Mobutu estaba perdido.

El grueso de la fuerza rebelde se halla cerca del río Negro, a unos 100 kilómetros del aeropuerto de la capital. El campo Ceca, uno de los cuarteles que está al cargo de la defensa del aeródromo ya ha sufrido deserciones. El jueves, bajaron del río Zaire dos barcos atestados de soldados. Al llegar a Kinshasa, entregaron las armas, se quitaron el uniforme y se fueron a casa. La guerra para ellos también había terminado.

Pese a los gestos de vodevil de Mobutu Kongolu, uno de los hijos del presidente, que se marchó al frente en medio de un nido de cámaras de televisión, estaba ya muy claro que no existe ni moral de victoria ni ánimo de sacrificio. Los rebeldes se encuentran dentro de la provincia de Kinshasa, con posibilidad de atacar la capital desde dos ángulos.

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