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AJEDREZ DUELO HOMBRE-MÁQUINA

'Deep Blue' se acerca al arte y marca un hito al ganar a Kaspárov

Leontxo García

El 4 de mayo de 1997 será un fecha importante en la historia de las computadoras. Por primera vez, cualquier gran maestro del ajedrez estaría orgulloso de cada una de las jugadas que hizo Deep Blue para vencer al ruso Gari Kaspárov. Si se desconoce el nombre de los contendientes al reproducir la partida, no hay un solo indicio para adivinar que el brillante ganador es toda una máquina. Con el marcador igualado, 1 - 1, a falta de cuatro partidas, Kaspárov afronta hoy la tercera preso en un enrevesado dilema: mantener un estilo pasivo y especulador, contrario al suyo, o liberar la imaginación y agresividad que le llevaron al trono.Esto último es muy arriesgado porque la monstruosa fuerza bruta del cerebro de silicio azul -capaz de analizar hasta 200.000 millones de jugadas en apenas tres minutos- puede machacar a la maravillosa intuición de Kaspárov salvo que éste logre llegar, como hizo el sábado en el asalto inaugural, a una posición llena de sutilezas excepcionales, no programadas en las entrañas de su inhumano rival.

De lo contrario, un cuerpo a cuerpo (una posición muy abierta, con ataques mutuos) sólo servirá para que le hagan papilla, como ocurrió en la primera partida del duelo del pasado año entre ambos en Filadelfia (Estados Unidos). Justo al revés que ahora, el ruso empezó perdiendo, ganó la segunda y se impuso por 4-2.

Faceta artística

Desde aquella derrota, Gari Kaspárov no ha vuelto a atacar a pecho descubierto, sin tener la seguridad absoluta de que su posición es lo suficientemente ventajosa. Aún a costa de traicionar su característico estilo, la táctica conservadora con maniobras a largo plazo le dio buenos resultados porque su rotundo diagnóstico era completamente correcto: "El silicio es invencible cuando una posición se puede resolver sólo con fuerza bruta, pero se vuelve imbécil si hay que aplicar principios de estrategia profunda".

Eso era cierto hasta el pasado domingo; ahora es falso, como certificó ayer la jugadora húngara Zsuzsa Polgar, campeona del mundo, en una conversación con EL PAÍS: "Lo que hizo Deep Blue es muy impresionante; actuó como Anatoli Kárpov. Muchas de sus jugadas exigen un profundo conocimiento de la estrategia, sentir la posición en la punta de los dedos, algo que creíamos exclusivo de los campeones humanos". Deep Blue hace completo honor a su nombre (azul profundo) y pone en entredicho a quienes consideran que una computadora nunca podrá dominar la faceta artística del ajedrez.

Además de su talento, a Kaspárov le queda una fortaleza psicológica fraguada bajo enormes presiones deportivas, políticas, económicas y sociales, sobre todo durante sus duelos contra Kárpov.

Ya el año pasado, cuando Deep Blue le hizo añicos en la primera partida, demostró una asombrosa capacidad de recuperación. Pero su principal problema de hoy no es emocional sino táctico: el silicio ha dejado de ser un monstruo idiota, aunque todavía tiene puntos débiles. ¿Cómo aprovecharlos sin ser devorado en el intento?

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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