El Barca ajusticia al Fiorentina
Los azulgrana marcan a balón parado y jugarán la final frente al París Saint Germain
El Barça agarró la final de la Recopa casi sin bajar del autocar. El grupo de Robson necesitó apenas media hora para aplastar a un Fiorentina muy magnificado por Batistuta y tremendamente desamparado ayer sin el concurso del argentino. Los azulgrana ejecutaron un trabajo profesional e impecable y les bastaron las jugadas a balón parado para eliminar a los italianos. No hay duda de que ésta es su principal virtud: tiene tanto talento que un par de faltas son más que suficientes para dejar en la cuneta a un equipo de medio pelo que tiene por estadio y afición un infierno.El principal aliado azulgrana esta temporada ha sido el gol y ayer, cuando más los necesitaba -la ida acabó 1-1- no falló. Ronaldo defraudó en la ida, pero ayer emergió con fuerza. No marcó, pero en dos acciones, en dos faltas provocadas por el brasileño, nacieron los goles de Couto y Guardiola.
Robson recurrió a la alineación más clásica y más racional. El técnico había admitido que era arriesgado recurrir a Sergi y Luis Enrique, ambos recién salidos de sendas lesiones, pero utilizó a los dos. La defensa estuvo escoltada por la pareja Iván-Guardiola, que se había perdido la ida por sanción y cuyos pases tanto había echado de menos Ronaldo. Era un equipo cantado salvo la ausencia de Stoichkov.
El partido, contagiado quizá por los fuegos artificiales de la Curva Fiesole, por un griterío ensordecedor de todo el estadio, empezó a una velocidad de vértigo. A tanta, que De la Peña, por una protesta absurda, recibió una tarjeta. Pero Lo Pelat era el único futbolista del Barça no internacional y el grupo capeó con tablas la ratonera.
El Fiorentina, muy desacertado ante un magistral Baía, se quedó seco. El Barça, mientras, sereno, compacto, empezaba mientras tanto a tejer un trabajo muy profesional. Ciertos despistes defensivos fueron paliados por Iván y la delantera azulgrana. Las amenazas sobre la portería de Toldo cayeron con una puntualidad suiza, a cada cuarto de hora, comenzando por un pase magistral de De la Peña a Ronaldo. Y surgió Ronaldo. No marcó en la primera mitad, pero sirvió los dos goles en cinco minutos. Provocó una falta que Iván colocó en la cabeza de Couto para que rematara limpiamente a gol y otra para que Guardiola sacara una falta magistral. Baía, por la cola, puso el resto: el portugués, muy seguro, ahogó las esperanzas de los violetas con dos paradas prodigiosas.
El descanso asentó el partido y desató los nervios de los violetas. Dos acciones les acabaron por desquiciar: Rui Costa envió un balón al poste y Oliveira fue expulsado por simular un penalti. El partido se acabó. El Barça dominó a sus anchas mientras soportaba estoicamente el lanzamiento de bocadillos, bengalas y mecheros. Las ocasiones se sucedieron en contraataques que insinuaron la goleada que al final no llegó. Nadal, sin embargo, se contagió de la histeria, y se perderá la final al ser expulsado.
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