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Robson se siente despreciado

Núñez causa la desolación del técnico al decir que le contrató al no tener más opciones

Àngels Piñol

La crisis estalló al final en Florencia. Bobby Robson, entrenador del Barça, rogó antes de viajar a Italia que cesaran los rumores sobre el futuro organigrama técnico del club azulgrana para no perjudicar la participación del equipo en la Recopa. El técnico inglés, sin embargo, se despertó ayer en la Toscana con unas declaraciones del presidente Josep Lluís Núñez a la COPE, en las que insinuaba que no tuvo más remedio que contratarle, porque en junio los mejores técnicos estaban ya fichados.La noticia tuvo un efecto demoledor. Ni siquiera una reunión de hora y media entre ambos, celebrada por la tarde en el palacio renacentista donde se aloja la expedición azulgrana, logró limar asperezas. Robson puso un paréntesis a la crisis asegurando que Núñez, llegado desde Roma -donde el equipo de baloncesto disputa la final a cuatro-, culpaba a la prensa de mal interpretar lo dicho, pero deslizó: "Creo que hay cosas que podía haber evitado".

La idílica relación entre Núñez y Robson parece más que rota. Sus diferencias afloraron abiertamente cuando la directiva tardó un día en desmentir el fichaje de Van Gaal, convertido ya en objetivo número uno para la próxima temporada. Ayer por la mañana Robson, feliz porque el frío siberiano del martes había sido sustituido por una mañana primaveral, recibió un jarro de agua fría cuando un empleado del club le puso al corriente de lo ocurrido. Núñez había deslizado el lunes por la noche a la COPE que se vio obligado a contratar al técnico inglés por falta de alternativas: "En junio me encuentro sin entrenador, sin planificación, con todos los técnicos renovados".

"No estoy contento", replicó Robson. "Me parece que un club como el Barcelona no debía pasar por una situación de este tipo ante un partido como el de mañana [por hoy]" "Parece que tenga que librar una batalla sino diaria, al menos semanal", agregó el técnico. "¿Que hasta cuándo aguantaré? Lo que sé es que un entrenador más joven y sin tanta experiencia estaría ya muerto".

Tenso, dolido, profundamente disgustado, Robson no quiso, ahondar en la herida y aplazó cualquier comentario más hasta reunirse con Núñez, quien entonces viajaba en coche desde Roma, donde presenció el martes la semifinal de la final a cuatro, hasta Florencia. No fue un viaje precipitado: estaba previsto, como su intervención en la radio, desde el día anterior.

"Quiero hablar con él cara a cara para saber además qué posición ocuparé en la restructuración del club", dijo el entrenador. Pese a sus esfuerzos por contenerse, Robson mostró síntomas de agotamiento. ¿Sabe usted que Núñez dijo ayer [martes] que hoy un directivo [Gaspart] estaba traspasando a un jugador?, le planteó un periodista. Un "no" tajante fue su respuesta. ¿Se da cuenta que la prensa no ha provocado esta situación?, terció otro. "Entiendo claramente lo que usted me dice pero esto no se tendría que haber dado".

Núñez fue recibido al mediodía por una nube de fotógrafos y fue despedido de igual manera. El caos se adueñó del palacio de cuatroccento donde coincidían bodas de japoneses millonarios que querían retratarse con Ronaldo. Cuando Núñez finalmente partió, retiró con "una mano un micrófono y musitó: "Hay un partido muy importante".

MienÍras, Robson, solo, cariacontecido, despertando casi compasión, atendió a los periodistas con una frase que lo resumió todo: "Hola y adiós". Tras sonreír, pronunció una breve declaración sin aceptar preguntas: "He dicho cosas a Núñez que ha aceptado... Habla de mala interpretación. Hay cosas que podía haber evitado. Ha venido para apoyar a todo el mundo, yo incluido. Intentaremos olvidamos de hoy y unir fuerzas para el partido".

El distanciamiento entre Núñez y Robson es patente desde la derrota de Valladolid. Las consecuencias han sido tan demoledoras que el presidente admitió el pasado domingo que negociaba. el fichaje de Louis Van Gaal, entrenador del Ajax, y que estaba estudiando la reubicación para el próximo curso de Robson, cuyo contrato no vence hasta junio de 1998. El técnico inglés, que ha instado a Núñez a clarificar su situación en el club tras el partido contra el Fiorentina, forzó ayer una reunión de urgencia sin resultados aparentes. Al presidente le preocupa más asegurarse la continuidad de Ronaldo y Guardiola -da a Figo por perdido en beneficio del Milan, club que también aspira a fichar a Luis Enrique- que la de Robson.

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