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En recuerdo de Abraham

Los musulmanes de la región celebran la fiesta del cordero, una de las principales del islam

El jueves fue un día importante para Mohamed Elaiti, un septuageario marroquí que vive desde hace dos años en el paseo de Extremadura. Después de las oraciones de la mañana comenzó la fiesta del cordero, una celebración en la que las familias musulmanas que pueden permitírselo matan un borrego. Con ello recuerdan al patriarca Abraham, quien, según la Biblia, estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo por mandato divino. Al final fue dispensado de la obligación y sólo se le requirió degollar un borrego. Su actitud se tomó como símbolo de lealtad religiosa, y su recuerdo es, junto al Ramadán, una de las principales celebraciones del islam. Por fe o por tradición, la fiesta supone cuatro días de comidas, visitas y regalos, algo similar a las navidades en países católicos.El mismo jueves, toda la familia Elalti se desplazó a una granja de Villanueva de la Cañada donde había encargado un borrego de 30 kilos, macho y "bonito", como debe ser. Una vez elegido, Mohamed recuperó su oficio de carnicero: de un tajo degolló al animal, desangrándolo siguiendo el precepto de orientar su cabeza hacia La Meca y rezar una plegaria. Otros encargaron el cordero en una mezquita o en una carnicería islámica.Hasta el domingo, los Elaiti recibirán a amigos y familiares, y a su vez, ellos les visitarán en sus casas. Degustarán el cordero en todo tipo de guisos y tal y como indica el islam y, por pura solidaridad, regalarán trozos a conocidos con problemas económicos para celebrar la fiesta.

Pero la vida en un país de tradición cultural y religiosa diferente impone sus servidumbres. Así, Fátima Serrock, de 29 años, y su marido, Abderrazak, una . pareja con cuatro niños que vive en Moraleja de, Enmedio, han tenido que posponer la celebración hasta hoy sábado, cuando la mavor parte de sus compatriotas lo festejaron entre ayer y el jueves. El trabajo de éI en una fábrica de muebles le impide dedicar otro día al sacrificio del animal. En Marruecos son días festivos, pero aquí no. Sus hijos esperan impacientes porque ese día estrenarán ropa nueva.La fiesta se adapta. Por eso Nadia y sus amigas, todas entre los 15 y los 20 años, se juntan en el Día del Cordero para comer juntas en un restaurante chino. "Es lo más barato", explican. Luego en sus casas lo celebrarán a la vieja usanza. Como ellas, Naser, Adil y Abdelhazid, todos estudiantes, unen tradición y modernidad festejando el acontecimiento en el parque de atracciones. El cordero es una excusa. Con él los creyentes refuerzan su fé y todos estrechan lazos con los seres queridos.

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