Dos panaderos, condenados a pagar 65 millones por un escape mortal
JOSÉ A. HERNÁNDEZ Una fatal imprudencia. Un juzgado de lo penal de Madrid ha condenado a dos panaderos a pagar un total de 65 millones de pesetas por un escape de humo, a través de las chimeneas de su local, que mató a una mujer embarazada e hirió de gravedad a su esposo, policía, cuando la pareja dormía. El mal estado de la chimenea propició una filtración de humo en el dormitorio del matrimonio. La tragedia ocurrió el 5 de diciembre de 1994 en un piso de la calle de la Huerta de Castañeda.
La pareja fue hallada sobre la cama, desnudos, tres días después del escape. Ella, de 24 años y embarazada de cuatro meses, llevaba tres días muerta; su marido, de 23 años y miembro de la Brigada de Policía Judicial, estaba en coma y tenía deformadas algunas partes de su cuerpo tras las muchas horas que, inmóvil, había permanecido aferrado al cadáver de su esposa.El humo de la chimenea de una panadería cercana, que se infiltró en el dormitorio, fue la causa de esta tragedia, según ha dictaminado en una sentencia un juzgado de la plaza de Castilla. El juez ha condenado a los dueños de la panificadora, por una imprudencia, a 80.000 pesetas de multa y al pago de una indemnización de 65 millones de pesetas: 50 millones para el policía, Amadeo G., que sufre hoy graves secuelas, y 15 millones para los herederos de su esposa, Rosa María Carbajales. El seguro contratado por la panadería se hará cargo de las indemnizaciones. La sentencia ha sido apelada por los condenados, Miguel Gracia y Armando Guillén.
La muerte de Rosa María y las graves heridas de Amadeo se debieron al mal estado de las chimeneas de la panificadora, Pangrisa, SA, situada al lado de la vivienda de este matrimonio, un tercer piso del número 35 de la calle de la Huerta de Castañeda.
Las chimeneas, según la sentencia, "discurren por el exterior de la fachada posterior del edificio, y anexas a la pared de la habitación donde dormían las víctimas". Datan de hace 15 años, sin que a lo largo de ese tiempo, explica el juez, "se hubiera revisado su instalación".
Las secuelas físicas y psíquicas sufridas por el policía le impiden ahora desempeñar su trabajo, según la sentencia. Lleva varias operaciones quirúrgicas, con multitud de cicatrices, para intentar rehabilitar parte de su cuerpo. Su mano quedó debajo del cuerpo inerte de su esposa durante los tres días en que la pareja permaneció tendida sobre la cama 'hasta que un hermano de él acudió a la vivienda alarmado porque nadie contestaba a sus llamadas. La sentencia descarta que la tragedia se debiera a un escape de gas dentro de la casa como sostuvieron los abogados defensores. Éstos indicaron que en esa fecha hacía frío y que dentro de la casa debía haber algún foco de calor que explicase el hecho de que la pareja estuviese desnuda en la cama.
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