'Monopolio' saudí de los Lugares Sagrados
Cuando hace poco más de una década el rey Fahd se proclamó Guardián de los Lugares Sagrados -La Meca y Medina-, muchos de sus numerosos adversarios, principalmente los shiíes de Irán, denunciaron que la medida enmascaraba una intención de monopolizar el culto de los musulmanes de todo el mundo y, sobre todo, de controlar el acceso de árabes, persas, indios y asiáticos al reino mas recluído del planeta.Sospechando que ésa era una de las intenciones de Falid, y temerosos de que sus políticas terminaran por alejarlos de la-posibilidad de cumplir con el peregrinaje a La Meca, los gobiernos de muchos países musulmanes redoblaron esfuerzos para enviar anualmente a creyentes en esta época del año. Un posterior decreto saudí de "cuotas" por país no hizo sino afianzar ese recelo. "Fahd quiere ser el juez de quién puede y quién no puede ir a La Meca", era un comentario escuchado frecuentemente en Irán, Libia, Irak y Sudán, cuyos regímenes se cuentan entre los más duros críticos del sistema absolutista, hermético, intolerante y represivo de Arabia Saudí.
Fahd ha tomado precauciones para impedir lo que el reino considera la "politización" del peregrinaje. Durante los ocho años de la guerra entre Irán e Irak, los omnipresentes agentes de la policía del reino tenían bajo permanente control a los iraníes. Después de varios incidentes que condujeron a los cruentos enfrentamientos del 31 de julio de 1987, Arabla Saudí prohibió que los iraníes llevaran pancartas con el rostro de Jomeini.
Control policial
El régimen saudí también ha invertido millones de dólares para transformar el peregrinaje en un ejercicio espiritual estrictamente controlado por la policía. Discretamente camufladas en los postes de luz, las cabinas telefónicas y en varios puntos del principal túnel que conduce hasta el monte Arafat, funcionan las cámaras de la policía.
Pero los millones que Falid invierte cada año para impedir que se repitan las tragedias del pasado poco cuentan si al ambiente que bordea en el multitudinario trance religioso se suma la silenciosa crispación de creyentes que se sienten bajo constante escrutinio del autoproclamado Guardián de los Lugares Sagrados y el mismo hombre que irónicamente pasará a los libros de historia del islam como el único musulmán que invitó a tierra sagrada a legiones de "infieles", incluyendojudíos, durante la breve pero feroz campaña de EE UU contra sus vecinos musulmanes del Irak, en 1991.
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