El Madrid ganó al Barça en el último minuto

REAL MADRID 1 - BARCELONA 0La descarga de tensión electrizó la Ciudad Deportiva. Corría el minuto noventa y sólo quedaban nueve jugadores del BarÇa sobre el terreno. Todo a favor de los blancos, y el empate, insultante, en el marcador. En eso llegó el fogonazo, un detalle aislado que sirvió para maquillar un partido pobre, interpretado en clave defensiva, de tono evidentemente destructivo. Ismael resolvió a la hora de los postres y sirvió así tres puntos que ayudan a que el Real Madrid espante a sus fantasmas a costa de endosárselos a su eterno rival, el Barcelona.

El empate a cero se antojaba el resultado más lógico. Pero, contra nueve, llegó la única jugada trenzada con criterio por el Madrid: Ismael se interna en el área, Nacho Ramos le dobla, cruza un balón bombeado que Tinaia toca de cabeza, Arteaga baja la bola e Ismael suelta el zapatazo.

Con todo, el perfil que ofrecieron los filiales invita al desconsuelo. Agarrotados por la presión, encorsetados por los sistemas, los jugadores de uno y otro equipo no pudieron dar medida de la calidad que esconden. Hay talento, pero no se ve. Ismael, una de las más firmes promesas merengues, al menos pudo culminar su actuación con un golazo, pero tuvo problemas durante todo el resto del partido: no recibía balones, el fútbol moría en el centro del campo.

El Barça sltó respondón al campo de juego. Otorgó la iniciativa al equipo de Grande y se limitó a contestar por la vía de la contra. Rufete y Jon Baquero pusieron nombre a las dos ocasiones creadas por los hombres de Juan de Ramos. Ismael y Prates fueron la réplica local: firmaron las dos únicas oportunidades creadas por el Real Madrid en el primer acto.

En el segundo tiempo llegaron las constantes interrupciones, el juego brusco, las faltas, los agarrones, los nervios, la presión, el agarrotamiento, la ausencia de ocasiones, el antifútbol. Y el gol de Ismael, aire fresco para un equipo que funciona con respiración asistida.