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Tenaza internacional para que Mobutu renuncie

La soledad de Mobutu Sese Seko, durante más de 30 años dueño y señor de Zaire, se agravó ayer después de que Bélgica, el antiguo poder colonial, pidiera su salida del poder. El presidente zaireño no ha respondido al ultimátum que le lanzó el miércoles el líder rebelde, Laurent Kabila, después de que sus tropas se hicieran con el control de Lubumbashi, la segunda ciudad del país y capital de Shaba (la antigua Katanga), el pulmón económico de Zaire. Étienne Tshisekedi, el líder opositor recién depuesto como primer ministro, acusó ayer a Mobutu de traición y pidió al Ejército que dejara de combatir a Kabila.

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Mobutu ha visto en pocos días cómo se ha ido cerrando el cerco a su alrededor desde todos los frentes. Sí el miércoles fue Estados Unidos el que consideró que Mobutu ha perdido "el apoyo suficiente para llevar a su país hasta la próxima etapa de su historia", ayer fue BéIgica, la antigua potencia colonial y, junto a Francia, el verdadero sostén del dictador durante décadas, la que le retiró su apoyo.El ministro belga de Exteriores, Erik Derycke, declaró que la página del mobutismo se pasó hace tiempo", advirtiendo implícitamente que los belgas no apoyarán más tiempo a un dictador que ha amasado una fortuna incalculable a expensas de su pueblo. El ministro belga aseguró que la designación del general y antiguo ministro de Defensa Likulia Bolongo como nuevo primer ministro equivale a la implantación de una "dictadura militar" en Kinshasa.

El Reino Unido también reclamó a Mobutu que tome una decisión acorde con las necesidades de Zaire, y Suráfrica, el país que ha intentado mediar entre los rebeldes y el presidente zaireño para que alcanzaran un alto el fuego, señaló ayer que en Kinshasa "ya no es posible mantener por más tiempo un régimen despótico."

Dudas francesas

Francia, que hasta el último momento ha intentado salvar la cara del mariscal, hizo ayer un llamamiento para una transición ordenada en Zaire que incluyera elecciones democráticas, al tiempo que cuestionaba las credenciales democráticas de Kabila. El líder rebelde anunció el miércoles una tregua de tres días para dar tiempo al presidente Mobutu para que dimita. De momento, la única respuesta visible de Mobutu fue la destitución de Étienne Tshisekedi.En el interior del país, la mayoría de los habitantes de las ciudades que van ocupando como en un imparable dominó las tropas de Kabila, que ya controlan más de un tercio del país más grande de África central (cinco veces España), celebran el fin del mobutismo y acogen en un ambiente de fiesta la llegada de los rebeldes. El depuesto Gobierno encabezado por el líder opositor Tshisekedi, nombrado por Mobutu en un intento desesperado de salvar lo que queda de su régimen, acusó al propio presidente de traición y pidió a los zaireños que intensificaran su presión para forzar su salida del poder. Al mismo tiempo, un portavoz del veterano opositor instó a las tropas zaireñas todavía en armas a que dejen de combatir contra el Ejército de Kabila. Las tropas rebeldes ocuparon ayer el aeropuerto de Lubumbashi y pusieron en fuga a los 300 soldados de la División Especial Presidencial que lo defendían.

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En el frente de ayuda humanitaria, la situación de varios miles de refugiados se agravó ayer al sur de Kisangani, capital de la provincia de Alto Zaire. Al menos 108 refugiados hutus ruandeses murieron entre el miércoles y el jueves en los campos de Kasese y Biaro a causa de la malnutrición y las penosísimas condiciones sanitarias. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no confirmó ayer las noticias que llegaban de la zona de Kisangani de que se habían declarado varios casos de cólera entre los cerca de 80.000 refugiados que se encuentran allí.

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