Mil días para el año 2000. ¿O no?
El mundo se prepara para el cambio de milenio
La cita con el siglo XXI se acerca. Mañana será el primer día de los últimos 1.000 días del siglo actual. Faltarán sólo 1.000 días para el cambio del primer dígito en todos los calendarios por primera vez en 1.000 años. Este hito está siendo el pistoletazo de salida para las celebraciones del milenio que se anuncian y muchas otras que nadie todavía imagina. En varias ciudades, como Londres y Linz (Austria), se inicia mañana la cuenta atrás me diante relojes especiales, y hoy la organización conservacionista WWF lanzará una campaña bajo el lema 1.000 días para el año 2000 para salva guardar la vida en el planeta Tierra. El año 2000 es una fecha altamente simbólica, pero con EFE una frágil base racional. Por un lado,para los puristas no será el inicio del siglo, que debería celebrarse, desde luego, el 1 de enero del 2001. Por otra parte, la exactitud histórica no es precisamente, la base del calendario actual.
Y es que, teóricamente, dentro de 1.000 días habrán pasado 2.000 años desde el nacimiento de Cristo. Pero la realidad es otra. La decisión de contar los años desde el 1 de enero siguiente al nacimiento de Cristo la tomó la. Iglesia cristiana en lo que fue considerado a partir de entonces el año 532. Su venida al mundo se había situado ya en el año 440 (moderno) a medianoche del 24 de diciembre, pero los historiadores no han podido establecer con seguridad el ano. Unos estiman que fue realmente siete años antes de lo que le cree, y otros, que Jesus nació cuatro o cinco años después. Y, además, el primero de enero no fue considerado de forma general el inicio de un nuevo año hasta varios siglos después. El calendario, por otra parte, sufrió reformas a lo largo de la historia para acomodarse a la mecánica celeste.
Todos estos detalles históricos o de números parecen importar poco en esta época, global. Importa más el cambio del 1 al 2. "Ni el 1 de enero del 2000 ni el 1 de enero del 2001 representan verdaderamente el 2.000º aniversario del nacimiento de Cristo. En todo caso, el aniversario del nacimiento de una. religion en particular no es un concepto muy unificador. El cambio en el primer dígito del año comúnmente utilizado por la mayoría del mundo es considerablemente más unificador", se afirma en una pagina de Internet realizada en Estados Unidos dedicada al cambio de milenio.
Ya se pueden ir encargando todo tipo de recuerdos del cambio de milenio. Un reloj para que a nadie se le olvide el acercamiento de la fecha, gorras, camisetas o libros se adelantan a recordar el hito futuro. El volumen comercial de estas mercancías puede llegar a superar el de juegos olímpi cos o exposiciones universales.
Para algunos, la fecha es mucho más que un símbolo. Es un dolor de cabeza, un problema a arreglar a plazo fijo. Los ordenadores no están preparados, para el año 2000, que además es bisiesto. Hay que hacer que las máquinas reconozcan el año y todos los que le siguen, y que además reconozcan que el 2000 tiene un día más. Para acabarlo de arreglar, el fin del milenio en Europa Coincide con la llegada del euro, la nueva moneda única, europea. Más líos para los ordenadores, entre ellos, el retorno de los decimales, aquellos céntimos ya desaparecidos en la modesta peseta.
Los psiquiatras empiezan a preocuparse por la histeria milenaria que pueda surgir, aun en esta época supuestamente racional, sobre todo después del suicidio masivo de los seguidores de una secta en California con el pretexto del cambio de milenio. En Viena, Stefan Rudas, del Instituto de Investi gación Psicosocial, ha distinguido varios grupos de personas según la forma en que se enfrentan a la fecha del 2000 y recomienda un examen individual de los temores y expectativas para evitar así el pánico y la frustración. Nadie escapará, afirma, al síndrome de cuenta atrás. Según Rudas, por primera vez en la. historia del género humano será posible explicar un fenómeno psícológico de masas antes de que se presente.
El ejemplo del año 1000 sirve de poco porque entonces casi toda la humanidad ignoraba el año, en que vivía y no existían los medios de comunicación. Aquel hito pasó, dicen los historiadores, sin más problemas que los normales, que en Europa eran muchos, entre, ellos, el hambre y las enfermedades.
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