"Madrid es como una señora gorda con una faja pequeña
Sigue a rajatabla una frase que descansa sobre el mostrador de la papelería en la que trabaja desde hace 52 años: "¡Lo imposible lo hacemos inmediato!". Saturnino Esteve, nacido en Lérida hace 64 años, pero criado desde los dos en Madrid, acaba de recibir de manos de la Cámara de Comercio el premio a la lealtad a una empresa. Hombre de exquistos modales e impecable educación, todavía se emociona al recordar el momento en que consiguió su primer y único empleo a los 13 años en la papelería Salazar, en pleno barrio de Chamberí. Allí entró, "con calcetines y con los mocos colgando", como chico de los recados, y se jubilará este año como encargado del establecimiento. Es tan mirado que hasta pide que su jefa esté presente durante la entrevista. Ella fue quien se encargó de mandar, en secreto, sin que él lo supiera, a los organizadores del certamen los mejores informes para que Saturnino obtuviera el premio.Pregunta. ¿Y cómo se puede ser tan leal a una empresa?
Respuesta. Porque entré siendo un niño y aquí me quedé muy a gusto. Me trataron muy bien y permanecí aquí. Además, tal y como está el trabajo, lo mejor era apostar por algo seguro. Y en ésta, al ser una empresa familiar, el trato es más humano siempre.
P. Además, siempre ha estado a las órdenes de mujeres.
R. Y tan contento. Siempre me he llevado bien con las mujeres que he tenido como jefas, y ya voy por la cuarta generación. Aunque muchas veces mi jefa y yo no estamos de acuerdo, discutimos, pero la sangre, afortunadamente, nunca llega al río.
P. Es usted muy cumplido.
R. Me gusta ser educado, pero lo más importante es el amor al trabajo, ser responsable y tener mucha paciencia; sobre todo, cuando el trabajo es de cara al público.
P. ¿El cliente siempre tiene razón?
R. Y aunque no la tenga se le da siempre. En un comercio lo que cuenta es el cliente, por eso hay que intentar no perder ni uno. Cliente a cliente se hacen los negocios. Yo me considero un vendedor afortunado porque no he dejado escapar a ninguno.
P. Y ahora, cuando se jubile, ¿a qué va a dedicar su tiempo?
R. A descansar y a ver los partidos del Atlético de Madrid. Soy un forofo del fútbol, y me gusta discutir de ese tema con mis amigos madridistas. También me dedicaré a pasear por mi ciudad, que ya es tan grande que ni reconozco. Cuando yo repartía los recados, Madrid era un pueblo. Ahora es como una señora gorda con una faja pequeña. Es una ciudad desbordada de gente, de tráfico. Ha cambiado mucho.
P. ¿Es más dificil abrirse camino ahora?
R. Un poco, porque ahora hay más intereses y menos amor al trabajo. Se quiere ganar más dinero, sin trabajar apenas. Y eso es imposible realmente.
P. ¿Cómo sobre vive el pequeño comercio en Madrid?
R. A duras penas. Los empresarios arriesgan bastante dinero y no pueden subsistir. Las grandes superficies. comerciales se han comido al pequeño comercio madrileño.
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