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Decenas de miles de manifestantes auguran un violento congreso del 'ultra' Frente Nacional en Estrasburgo

Estrasburgo contiene el aliento y confía en que no corra la sangre. En la capital alsaciana chocarán el sábado todas las convulsiones políticas de Francia: el neofascista Frente Nacional (FN) abrirá su mayor congreso hasta la fecha, y decenas de miles de personas se opondrán en la calle a esa reunión. Nunca una reunión de la ultraderecha había despertado tantas pasiones ni había entrañado tantos riesgos. El partido de Jean-Marie Le Pen ha decidido asumir el papel de víctima y atribuye de antemano a la alcaldesa de Estrasburgo, la socialista Catherine Trautmann, la responsabilidad de Ios actos de violencia que puedan producirse". La alcaldesa, a su vez, apoya firmemente la manifestación antifascista, a la que acudirán todos los líderes de la izquierda.Estrasburgo estará hasta los topes. El FN traerá consigo 2.200 delegados y un millar de agentes del servicio de orden", gente procedente en su mayoría de grupos paramilitares y bandas de cabezas rapadas. Los partidos de izquierda y las organizaciones antirracistas esperan, por su parte, movilizar a 50.000 manifestantes como mínimo.Trenes especiales, autobuses, aviones, coches particulares, todos los medios de transporte están ya completos para llevar a Estrasburgo a gente del resto de Francia y de países cercanos, como Alemania, Holanda, Suiza y Bélgica. El Ministerio del Interior tampoco escatima medios: 3.000 policías y agentes antidisturbios tratarán de evitar enfrentamientos violentos.

Cuando decidió celebrar su congreso en Estrasburgo, el FN esperaba encontrarse con una acogida más o menos calurosa. En las últimas elecciones presidenciales., un 25% de los alsacianos habían votado por Le Pen, frente al 15% global en toda Francia. Para el FN, cuyas reuniones nacionales no mantienen otra periodicidad que la dictada por el criterio de Le Pen (la anterior fue hace dos años), se trata de un congreso importantísimo: en 1998 habrá elecciones generales, y el FN espera seguir creciendo y lograr una representación significativa en la Asamblea. El congreso se planteó, por tanto, como un gran acto de propaganda y como una afirmación de la pujanza del neofascismo.

La alcaldesa socialista consideró la posibilidad de prohibir la reunión por razones de orden público. Pero temió que la prohibición engendrara una reacción violenta. Lo que hizo fue tomar algunas cautelas, como retirar la estatua de Juana de Arco (una figura histórica venerada por el FN) para no estimular las concentraciones de neofascistas en el centro urbano, y convocar a todos los demócratas.

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