_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Paliza

Recientemente detuvieron a mi hijo y le dieron una paliza. Una paliza propinada con ensañamiento, prepotencia y odio. Palizas así son a las que los medios de comunicación aluden de puntillas -y siempre en artificial paralelismo con las hipotéticamente recibidas por las fuerzas del orden-, porque se las dan a una minoría de muchachos que tienen la loca pretensión de ser diferentes, de ser solidarios sin estandarizar y de atreverse a poner en cuestión la porquería de valores que dominan esta sociedad. Y eso no vende. Sí se destacan en titulares las tergiversaciones y mentiras de un concejal del distrito que no es capaz de cumplir siquiera con un elemental conocimiento de los movimientos sociales. ¿Cuántas veces ha visitado el centro social? Si hubiera tenido la más mínima preocupación por los vecinos, por las minorías, por los jóvenes, se hubiera percatado de que allí se ofrecían comidas superbaratas para los que no tienen casi nada, que había talleres de teatro de pintura, de cerámica, de música, de educación física, que tenían una silla y un rato de charla para los que están solos, sí, y también bebían y celebraban conciertos mil veces más baratos que los que preparan los canales tradicionales, de los que el propio Ayuntamiento es parte organizadora en numerosas ocasiones, y con los grupos que a ellos les gustan, no los que otros, con un único afán mercantilista, les organizan. Sí, y también beben cerveza, kalimochos, coca-colas y whisky, y también mucho más barato.El movimiento okupa no utiliza nada más que aquellos inmuebles notoria y manifiestamente abandonados, pero es más fácil dejar caer los edificios, llenarse de ratas, tenerlos vacíos e improductivos durante décadas, antes que mojarse en buscar soluciones, posibilitar su rehabilitación o ceder temporalmente su uso hasta que el propietario lo utilice; habría mil fórmulas si realmente esta sociedad entendiera que la solidaridad no es ponerse un lazo en la solapa.

En fin, al famoso desencanto de los que nos dejamos la piel por lograr la democracia en este país yo añado el odio hacia quienes, valiéndose del poder y de la fuerza, han destrozado el cuerpo de mi hijo.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_