Olazábal vuelve a ganar

Olazábal es mucho Olazábal. Sus dos rivales de ayer -el prometedor inglés Lee Westwood y el curtido argentino José Cóceres- lo supieron enseguida. Sólo fue verle llegar al tee del uno para percatarse de que ése no iba a ser su día aunque aventajaran al jugador de Hondarribia en dos golpes: Olazábal llegó con el lacoste negro que guarda. para las grandes ocasiones; olvidó en su armario los nikis de rayas y colores. Aquello, la última jornada del Turespaña Masters, iba en serio.Después de sólo tres semanas compitiendo -12º en Dubai, 4º en Portugal- el torneo de Maspalomas debía ser su primera victoria desde que en 1994 se impusiera en las Series Mundiales de Akron. Además, sopló el viento, el aliado de los jugadores de talento y clase, las cualidades que los pies renqueantes nunca hicieron perder a Olazábal.Y lo que Westwood y Cóceres, jugadores impresionables, temían se cumplió a la perfección. Ya en el sexto hoyo Olazábal había enjugado sus dos golpes de ventaja. "Entonces me dije: ya no hay excusas, hay que pasar decididamente al ataque y no pensar en otra cosa", explicó luego. El vasco empezó a embocar birdies -seis sin fallo en la última jornada- y sus rivales a deshacerse como helados al sol. En el hoyo 13º Olazábal ya les sacaba tres golpes de ventaja. "Entonces empecé a pensar en que podía ganar. Llevaba tres golpes de ventaja y el viento soplaba más fuerte, por lo que consideré que mis rivales debían jugar muy bien para poder alcanzarme, siempre, claro, que no fallara yo". Olazábal no falló. Tuvo incluso que elevarse hasta un total acumulado de 272 golpes (20 bajo par) para ganar. Cifras muy lejanas del alcance de cualquiera: en los últimos 57 hoyos sólo cometió un bogey por l9 birdies. Y entre jornada y jornada, sesiones de masaje y baños calientes.Como en una ceremonia mil veces ensayada y llevada a cabo, la última vuelta en el campo de Maspalomas estaba totalmente dirigida a que la emotividad se desbordara en el hoyo 18º. "Entonces", dijo Olazábal despues, " se produjo un momento muy especial. Cuando Westwood falló el approach y yo tenía tres putts para ganar, me han asaltado muchos recuerdos, me han venido a la cabeza los momentos duros y malos por los que he pasado. El hecho de que no pensaba que podría volver a jugar, de lo mal que lo pasé sobre todo hasta septiembre, en que di con el médico de Alemania, y esta situación, al borde de la victoria después de sólo tres semanas jugando, ha sido algo muy especial y dificil". Y todo lo dijo en la atestada sala de prensa a punto de echarse a llorar. "Ya veis, yo que no suelo exteriorizar mis sentimientos y ahora no lo consigo".

A partir de hoy, Olazábal se toma una semana de descanso mientras los mejores jugadores del mundo disputan el TPC. La semana siguiente comienza, sin embargo, el gran desafío del vasco, el asalto al Masters, el grande que ganó en 1994. Primero, el torneo de Nueva Orleans. Luego Augusta. Y eso son palabras mayores. El optimista que va de pesimista explica porqué: "Después del parón, pensé que todo iba a ir más lento, pero sé que tengo que ser honesto conmigo mismo y sé que debo mejorar con el drive. Los hierros y el juego corto me van bien, pero en campos largos debo mejorar. Debo pegar más largo y recto".