_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La conciencia de los economistas

Joaquín Estefanía

El Premio Internacional Catalunya, que otorga el Instituto Catalán del Mediterráneo, nos sorprende de forma agradable desde que se creó, hace nueve años. Lo han recibido personalidades de la talla de Popper, Edgar Morin, Havel o Rostropóvich. Este año ha sido otorgado al economista de origen indio Amartya Sen, al que califican como "la conciencia de los economistas". De 64 años de edad, Sen ha sido profesor en la London School of Economics y actualmente da clases en Harvard.El premio a Sen está a contracorriente de las tendencias al uso. Quizá por ello se le adjetivó como candidato "un poco duro". Sin embargo, las aportaciones de este economista tienen plena vigencia. Si hubiera que destazar algunas de ellas, éstas serían su preocupación por la desigualdad y el subdesarrollo y su pasión por las libertades, que le lleva a vincular irremediablemente mercado y democracia (no es posible el primero sin la segunda) y eficacia económica.

El jurado del premio destaca en su nota que, para Sen, la democracia no es un lujo en relación con el crecimiento económico, como otros economistas sostienen, sino que mejora la eficiencia económica y el bienestar de la población. El crecimiento económico necesita equidad, y ésta sólo es posible con democracia.

Amartya Sen opina que los países con dictaduras no tienen tanta eficacia como las democracias. Y si fuesen más eficientes -es su corolario- no estaríamos dispuestos a valorar la democracia en términos instrumentales y a juzgarla por sus consecuencias sobre el rendimiento de la economía. Por ejemplo, los economistas de la Escuela de Chicago fueron los que protagonizaron el experimento de liberalización económica en la dictadura chilena, y su jefe de filas el premio Nobel Milton Friedman avaló con su presencia en Santiago de Chile al general Pinochet, en un viaje muy equivocado. Sen tiene otra concepción de la economía, lo que impide estimarlo favorito para el Nobel.

El profesor Juan de Dios Jiménez Aguilera, que ha prologado un libro sobre los premios Nobel de Economía, escribe que Friedman ha señalado la trilogía del economista premio Nobel: "Hombre, estadounidense y de la Universidad de Chicago. En efecto, la totalidad ole los galardonados con el Nobel en Ciencias Económicas son hombres -sólo una mujer (Joan Robinson) cumplía los requisitos para ser premiada, según reconoce el máximo exponente del pensamiento monetarista-; al mismo tiempo, un gran porcentaje de los 38 galardonados, concretamente 24, son de nacionalidad norteamericana, en muchos casos vinculados a Chicago. Si Cambridge y Viena fueron el escenario del progreso científico de la economía desde finales del siglo XIX hasta 1940, Chicago ha recogido el testigo a partir de los años treinta, de la frenética actividad en el desarrollo de la ciencia económica".

Sen, cuyo libro más conocido se titula paradigrnáticamente Sobre ética y economía, ha estudiado la relación entre los sistemas políticos y el subdesarrollo, y más concretamente entre las libertades y el hambre. "Donde hay libertad de expresión no hay hambre", repite. Hace cuatro años publicó un artículo en la revista Claves (número 28, de diciembre de 1992) -¿Puede la democracia impedir las hambrunas?-, en el que contestó afirmativamente a esa pregunta.

El profesor Andreu Mas-Colell ha destacado el parentesco de Sen con la línea, casi imaginaria, del liberalismo anglosajón, que une a John Stuart Mill con John Rowls. Alguien más político lo ha definido como un economista socialdemócrata. En cualquier caso, Amartya Sean representa una corriente económica de aire fresco. Aunque no esté de moda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_